Mateo 9:12–13
«Porque los sanos no necesitan médico, y los enfermos sí. Vayan y traten de entender el texto que dice: «Misericordia quiero, no sacrificios», porque yo no he venido a llamar a los buenos, sino a los malos.»
Dios no miró nuestras desgastadas vidas y dijo:
«Moriré por ustedes cuando se lo merezcan».
No, pese a nuestro pecado, en medio de nuestra rebelión, decidió adoptarnos.
Y en lo que a Dios respecta, ya no hay regreso. La gracia es la promesa de un Rey único que te dice: "ven como estés". Él te encontró, te llamó y te adoptó; de modo que confía en tu Padre y aprópiate de este versículo:
«Dios, no obstante, nos demostró su amor al enviar a Cristo a morir por nosotros, aun cuando éramos pecadores.» (Romanos 5:8)
Y nunca más tendrás que preguntarte quién es tu padre. Dios te ha adoptado y por consiguiente «Dios te ha hecho su heredero» (Gálatas 4:7).
¡Bendito sea Dios!
Extracto del libro "En manos de la gracia"
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