Cuídame, oh Dios, porque en ti busco refugio.
Yo le he dicho al Señor: «Mi Señor eres tú.
Fuera de ti, no poseo bien alguno.»
Poderosos son los sacerdotes paganos del país,
según todos sus seguidores.
Pero aumentarán los dolores
de los que corren tras ellos.
¡Jamás derramaré sus sangrientas libaciones,
ni con mis labios pronunciaré sus nombres!
Tú, Señor, eres mi porción y mi copa;
eres tú quien ha afirmado mi suerte.
Bellos lugares me han tocado en suerte;
¡preciosa herencia me ha correspondido!
Bendeciré al Señor, que me aconseja;
aun de noche me reprende mi conciencia.
Siempre tengo presente al Señor;
con él a mi derecha, nada me hará caer.
Por eso mi corazón se alegra,
y se regocijan mis entrañas;
todo mi ser se llena de confianza.
No dejarás que mi vida termine en el sepulcro;
no permitirás que sufra corrupción tu siervo fiel.
Me has dado a conocer la senda de la vida;
me llenarás de alegría en tu presencia,
y de dicha eterna a tu derecha.
Salmo 16
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