Hebreos 4:16
"Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro."
Jesús nos dice: «Cuando ores, ora así: Padre Nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino».
Cuando dices «Venga tu reino», estás invitando a que el Mesías mismo entre en tu mundo. «¡Ven, Rey mío! Establece tu trono en nuestra tierra. Mantente presente en mi corazón. Estate presente en mi oficina, en mi matrimonio. Sé el Señor de mi familia, de mis temores y mis dudas». Esta no es una débil petición: es una osada apelación a Dios para que ocupe cada rincón de tu vida.
¿Y quién eres para pedir tal cosa? ¿Quién eres para pedir a Dios que tome las riendas de tu mundo?
¡Santo cielo, eres su hijo! Y por eso pides osadamente.
Tomado de: Lucado, M., & Gibbs, T. A. (2000). La Gran Casa de Dios. Nashville: Caribe-Betania Editores.
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