Génesis 8:10–11
"Esperó otros siete días más y volvió a soltar la paloma. Ya estaba oscureciendo cuando la paloma regresó, trayendo en su pico una ramita verde de olivo"
Una hoja de olivo.
Para Noé hubiera sido suficiente alegría recibir a la paloma, pero ¡la hoja! Esta hoja era algo más que vegetación. Era una promesa.
La paloma traía algo más que un trocito de un árbol; traía esperanza. ¿No es eso la esperanza al fin y al cabo? La esperanza es una hoja de olivo; evidencia de tierra seca después de una inundación.
¿Acaso no nos encantan las hojas de olivo de la vida?
«Parece que el cáncer está cediendo».
«Puedo echarte una mano con tus problemas económicos».
«Pasaremos por esto juntos».
Y todavía más, ¿no es cierto que nos gustan mucho las palomas que las traen? Cuando el padre alienta al hijo la primera vez que le rompen el corazón, le da una hoja de olivo. Cuando la esposa de muchos años consuela a la esposa recién casada diciéndole que los conflictos son normales y que todos los maridos son caprichosos, y que esas tormentas ya pasarán, ¿sabes lo que está haciendo? Le está dando una hoja de olivo.
Nos encantan las hojas de olivo.
Y nos encantan las personas que las traen.
Extracto del libro: "Un amor que puedes compartir"
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