Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
lunes, 19 de agosto de 2019
AFERRARSE A LA ESPERANZA
Salmos 89:46
"¿Hasta cuándo, Señor, te seguirás escondiendo?
¿Va a arder tu ira para siempre, como el fuego?"
... No podemos estar seguros de la identidad de Ethan el Ezrahita, el autor del Salmo 89. Tal vez escribió este salmo en respuesta a este evento en la vida de Roboam. O la ocasión puede haber llegado más de 300 años después con el ataque a Jerusalén por los babilonios y el exilio del rey Joaquín (véase 2 Reyes 24: 8–17). En cualquier caso, el salmista estaba deprimido y desconcertado cuando preguntó: "Señor, ¿dónde está tu antiguo gran amor, que con tu fidelidad juraste a David?" (Salmo 89:49).
La primera mitad del salmo refleja las promesas de Dios a David y su linaje real. Pero a partir del verso 38, el tono de Ethan cambia: "Has cortado los días de su juventud; lo has cubierto con un manto de vergüenza.” (versículo 45).
El salmo de Ethan resuena con algunos de nosotros con respecto a nuestros matrimonios. Cada pareja que celebr una boda refleja el entusiasmo de los primeros 37 versículos: "El amor de Dios permanece para siempre y brillará a través de nuestras vidas!”. Pero demasiadas relaciones se encuentran en tiempos difíciles. A cuántas parejas no hemos visto pasar por problemas duros, algunos siguen adelante, otros no. Los últimos versículos parecieran opacar o hacer olvidar los primeros...
La vida en todas sus formas es un viaje de fe. Habrán subidas, resbalones, triunfos, derrotas. Lo importante es nunca olvidar lo que Dios ha prometido a nuestras vidas. Si lo honramos, nos recompensará. Así sea.
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