Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
viernes, 2 de agosto de 2019
AGUA DE VIDA
Juan 4:14
"Pero el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna."
La fuente de la vida eterna no se encuentra en algún lugar exótico de la tierra, sino como dijo Jesús: "Es dentro de nosotros quienes creemos".
El agua viva que Jesús da a los que creen y que le ofrecen sus vidas es el Espíritu de Dios. Nuestra sed de amor y la restauración de nuestra integridad se realiza plenamente en Dios. Satisface ese anhelo profundo de pertenecer y vivir con propósito, significado y libertad. Nuestra sed, que es una búsqueda existencial de la vida verdadera, solo puede ser satisfecha por el Creador que nos dio vida y aliento. Cuando elegimos vivir para Él, su presencia viva (su Espíritu) nos llena, nos satisface y nos convierte en un manantial de agua viva para otros que también tienen sed de vida.
Señor Jesús, ¡Tú eres mi vida! Gracias por tu Espíritu que me llena y fluye a través de mí hacia otros.
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