Apocalipsis 3:1-2
"»Escribe al ángel de la iglesia de Sardis:
Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: Conozco tus obras; tienes fama de estar vivo, pero en realidad estás muerto.
Despierta! Reaviva lo que aún es rescatable, pues no he encontrado que tus obras sean perfectas delante de mi Dios."
Son nuestras acciones más que nuestras creencias o palabras las que revelan la verdadera naturaleza de nuestros corazones.
¿Qué le estamos dando a Dios de nuestro tiempo, finanzas y habilidades?
¿Qué pecados secretos estamos alimentando con la esperanza de que nos den vida?
Cuando entristecemos el Espíritu de Dios con nuestras elecciones pecaminosas, nos volvemos sordos a sus indicaciones y nos dormimos espiritualmente. ¡La gracia de Dios nos llama a despertar! Nuestra sensibilidad y respuesta a la voz del Espíritu es la medida de nuestra vida interior. Fuera de ese centro de escucha vigilante, somos obedientes a los impulsos de Dios para amar, servir, orar, dar, sacrificar y avanzar. Al obedecer los impulsos de Dios, fortalecemos nuestra vida espiritual interior y damos gloria a Dios.
Señor Jesús, elijo estar completamente despierto a tus instrucciones y palabras hoy. Que mis obras te gusten y den gloria a tu nombre.
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