domingo, 18 de agosto de 2019

DIOS PREVALECE




Lamentaciones 3:25
"Bueno es el Señor con quienes en Él confían,
    con todos los que lo buscan."

   
Jeremías reconoció firmemente que el Señor no había abandonado a su pueblo, a pesar del dolor de su situación. Más bien, el pueblo de Dios lo había abandonado. Jeremías, el profeta que llora, también es llamado el profeta de la esperanza, porque vio un día en que el Señor reinaría en medio de un pueblo restaurado, renovado y reconciliado, gente que finalmente había regresado a Él.

Jesús conoció esta paradoja entre el abandono y la esperanza. En medio de su sufrimiento y muerte en la cruz, clamó: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mt 27:46). Sin embargo, Jesús también sabía que resucitaría al tercer día, abriendo la puerta de la vida eterna a todos los creyentes. La desesperación de la cruz se ha convertido en el regalo de la vida para los pecadores que perecen.

Abandono, dolor, lucha y dolor, todo esto es transitorio. La plenitud, la sanación, el gozo y la paz son permanentes, ya que son parte de la naturaleza misma de Dios. Eso es lo que sostiene al creyente en tiempos difíciles. Aunque Jeremías se afligió por la destrucción de Jerusalén, sabía que Dios prevalecería.   


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