Salmos 119:127
"Sobre todas las cosas amo tus mandamientos,
más que el oro, más que el oro refinado."
El fruto de amar las leyes, los mandamientos y las formas de Dios es que no podemos ni ver algún camino equivocado. Enfocarse en el pecado no es una estrategia útil para resistirlo. Sin embargo, un amor renovado por la Palabra de Dios cambia nuestros apetitos y cambia el enfoque de nuestros pensamientos. Desarrollamos nuevos apetitos y encontramos desagradable lo que antes nos interesaba.
El fruto de amar la Palabra de Dios es también una gran paz en nuestras vidas. Paz que está más allá de la comprensión, sin importar la circunstancia. La paz que testifica que somos conocidos y amados por el Creador del universo. Su camino nos da luz en toda circunstancia. No tememos tropezar porque estamos viviendo a la luz de los mandamientos de Dios y su Palabra. La Palabra de Dios trae paz y nuevas prioridades para aquellos que aprenden a amarla.
Señor Jesús, gracias porque eres la Palabra viva, ven a mi vida para traer paz y una nueva forma de vivir. Gracias.
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