lunes, 26 de agosto de 2019

UN BUEN HÁBITO




1 Timoteo 4:13
"En tanto que llego, dedícate a la lectura pública de las Escrituras, y a enseñar y animar a los hermanos."


Pablo le dijo a Timoteo que "se dedicara a la lectura pública de las Escrituras, a la predicación y a la enseñanza". (1 Timoteo 4:13).


Aquí hay una serie de razones prácticas por las que leer la Biblia en voz alta es un hábito beneficioso de adoptar:

La lectura en voz alta es multisensorial: fuera de los servicios de adoración, nuestro compromiso con las Escrituras tiende a involucrar solo a uno de nuestros cinco sentidos: la vista. Cuando agregamos escuchar al ver, estimulamos diferentes áreas de nuestro cerebro, proporcionando una experiencia multisensorial que puede ayudarnos a tener una experiencia más significativa con la Palabra de Dios.

La lectura en voz alta mejora la retención. Cuando leemos en voz alta, las letras que hablamos se traducen en palabras, lo que nos proporciona dos tipos de memorias: el conocimiento de cómo producir las palabras habladas y la memoria de escucharlas. Esto hace que nuestra memoria para la palabra hablada sea más distinta de los versos que leemos en silencio.

Leer en voz alta nos hace más lentos: nuestros ojos y nuestro cerebro son más rápidos que nuestra boca. Cuando leemos en silencio vemos y procesamos las palabras rápidamente. Leer en voz alta nos obliga a leer más lentamente, lo que nos da más tiempo para procesar lo que estamos leyendo y amplía nuestra oportunidad de escuchar a Dios hablar a través de las Escrituras.

También es valioso leer en voz alta a varios individuos y grupos. Aquí hay algunos consejos para hacer que la lectura sea parte de su rutina.

Con tu familia: puede parecer extraño al principio, pero intenta leer en voz alta a ti mismo regularmente o durante tus sesiones individuales de lectura de la Biblia. Luego agrega la lectura en voz alta a tu noche familiar o tiempo devocional familiar.

Los jóvenes y los viejos: Ofrece leerles a los niños que solo podrían escuchar acerca de Dios durante la clase de la escuela dominical. O tal vez ser un voluntario para leer a los ancianos, quienes debido a una enfermedad o edad avanzada ya no podrían leer la Biblia por sí mismos. Cada creyente, ya sea joven o viejo, se beneficia de estar frecuentemente comprometido con las Escrituras.

Leer las Escrituras en voz alta puede ayudarnos, como individuos y como comunidad, a escuchar mejor y conectarnos con la Palabra de Dios.

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