domingo, 20 de mayo de 2018

ABOGASTE LA CAUSA DE MI ALMA



Lamentaciones 3:58
"Abogaste, Señor, la causa de mi alma; redimiste mi vida."


Observa cuán positivamente habla el profeta. Él no dijo: "Espero, confío, a veces pienso, que Dios ha abogado las causas de mi alma"; sino que él habla de ello como una cuestión de hecho, que no admite dudas. "Has abogado las causas de mi alma". Permítenos, con la ayuda del misericordioso Consolador, sacudir esas dudas y temores que tanto estropean nuestra paz y nuestro confort. 


Observa cuán agradecido habla el profeta, atribuyendo toda la gloria solo a Dios. Percibes que no hay una palabra acerca de sí mismo o sus propias alegaciones. Él no atribuye su liberación en ninguna medida a ningún hombre, mucho menos a su propio mérito; todo es para Dios: "Oh Señor, has abogado por las causas de mi alma, has redimido mi vida". Un espíritu agradecido debe ser cultivado por el cristiano; y especialmente después de las liberaciones debemos preparar una canción para nuestro Dios. 

La Tierra debería ser un templo lleno de canciones de santos agradecidos, y todos los días deberíamos tener una espécia de sensor activando el dulce incienso de acción de gracias. Qué alegre parece estar Jeremías mientras registra la misericordia del Señor. Ha estado en la mazmorra baja, y ahora mismo no es otro que el profeta llorando; y sin embargo en el mismo libro que se llama "Lamentaciones", lo dice tan claro como la canción de Miriam cuando ella apuntó con sus dedos contra el tabor, estridente como la nota de Debora cuando conoció a Barak con gritos de victoria, escuchamos la voz de Jeremías ir hasta el cielo: "Has abogado las causas de mi alma, has redimido mi vida". 

Oh hijos de Dios, busca una experiencia vital de la misericordia del Señor, y cuando la tengas, habla positivamente de ella; canta agradecido; ¡grita triunfante!

1 comentario:

  1. Paz en el señor jesucristo muy buena su reflexión Muy Edificante El señor le siga bendiciendo

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