viernes, 25 de mayo de 2018

EL PODER DE SU RESURRECCIÓN



Filipenses 3:10
"...a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a Él en su muerte."


La doctrina de un Salvador resucitado es extremadamente preciosa. La resurrección es la piedra angular de todo el edificio del cristianismo. Es la piedra angular del arco de nuestra salvación. Tomaría un volumen para exponer todas las corrientes de agua viva que fluyen de esta fuente sagrada, la resurrección de nuestro querido Señor y Salvador Jesucristo; pero saber que ha resucitado y tener comunión con Él como tal, verlo salir dejando la tumba de la mundanalidad nosotros mismos, esto es aún más precioso. 


La doctrina es la base de la experiencia, pero como la flor es más hermosa que la raíz, así es la experiencia de la comunión con el Salvador resucitado más hermosa que la doctrina misma. Cristo resucitó de entre los muertos para reinar y obtener todo el consuelo que puedes extraer de este hecho bien comprobado y bien atestiguado; pero te ruego, no descanses, incluso allí. Aunque no puedes, como los discípulos, verlo visiblemente, yo te pido que aspires a ver a Cristo Jesús por el ojo de la fe; y, sin embargo, como María Magdalena, aunque ahora no puedes "tocarlo", sin embargo, quiero que tengas el privilegio de conversar con Él, y saber que ha resucitado, ya que tú mismo has resucitado en Él a una nueva vida. 

Saber que un Salvador crucificó todos mis pecados es un alto grado de conocimiento; pero conocer a un Salvador resucitado como el que me ha justificado, y darme cuenta de que me ha concedido una nueva vida, de haberme dado el privilegio de ser una nueva criatura a través de su propia vida, este es un estilo noble de experiencia: de eso, ninguno debe descansar hasta quedar satisfecho. 

Que nuestro deseo hoy sea el de Pablo, que "lo conozcamos y el poder de su resurrección". ¿Por qué las almas que se han vivificado con Jesús, visten las vestiduras de la mundanalidad y la incredulidad? ¡Levántate, porque el Señor ha resucitado!

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