Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
lunes, 21 de mayo de 2018
SEGURO EN ÉL
Proverbios 30:26
"Los conejos, pueblo nada esforzado,
Y ponen su casa en la piedra;"
Conscientes de su propia limitación natural, los conejos recurren a madrigueras en las rocas, y allí están a salvo de sus enemigos. Hoy, vamos a recoger una lección de esta especie débil. Somos tan débiles y tan expuestos a los peligros como el tímido conejo; pero eso nos debe hacer sabios y poder buscar un refugio.
Nuestra mejor seguridad está dentro de las municiones de un Jehová inmutable, donde sus promesas inalterables se erigen como gigantescas paredes de roca. Te irá bien, hermano mío, si puedes esconderte siempre en los baluartes de sus gloriosos atributos, todos los cuales son garantías de seguridad para aquellos que ponen su confianza en Él. Bendito sea el nombre del Señor,quien me ha salvado de la crueldad de mi enemigo; ahora no tengo que descubrir la bendición del hombre que confía en el Señor, porque hace mucho tiempo, cuando Satanás y mis pecados me perseguían, huí a la hendidura de la roca Cristo Jesús, y en su lado encontré un encantador lugar de descanso.
Amigo mío, si fue así antes, corre a Él de nuevo este día, cualquiera que sea tu dolor actual; Jesús siente por ti; Jesús te consuela; Jesús te ayudará. Ningún monarca en su fortaleza inexpugnable es más seguro que el conejo en su madriguera rocosa. El amo de diez mil carros no está tan bien protegido como el pequeño morador de la grieta de la montaña. En Jesús, los débiles son fuertes y los indefensos están a salvo; no podrían ser más fuertes si fueran gigantes, o más seguros si estuvieran en el cielo. La fe le da a los hombres en la tierra la protección del Dios del cielo. Más no pueden necesitar, y no necesitan desear.
Los conejos no pueden construir un castillo, pero se aprovechan de lo que ya hay allí: no puedo hacerme un refugio, pero Jesús lo ha provisto, su Padre lo ha dado, su Espíritu lo ha revelado, y he aquí, de nuevo esta noche entro en Él y estoy a salvo de todos los enemigos. ¡Bendito sea!
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