Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
miércoles, 9 de mayo de 2018
EN ORDEN
Génesis 29:26
"Y Labán respondió: No se hace así en nuestro lugar, que se dé la menor antes de la mayor."
No excusamos a Labán por su deshonestidad, pero la verdad es que hay cosas que están establecidas en un orden específico. Por ejemplo, muchos hombres desean a la bella y favorecida Raquel de la alegría y la paz, pero primero deben estar unidos con la tierna Lea del arrepentimiento. Todos se enamoran de la felicidad, y muchos servirían alegremente dos veces siete años para disfrutarla, pero de acuerdo con la regla del reino del Señor, la Lea de la verdadera santidad debe ser amada por nuestra alma antes de que pueda alcanzarse la Raquel de la verdadera felicidad. El cielo no es primero sino segundo, y solo perseverando hasta el final podemos ganar una porción de Él. La cruz debe llevarse antes de que se pueda usar la corona. Debemos seguir a nuestro Señor en su humillación, o nunca descansaremos con Él en gloria.
Alma mía, ¿qué dices, eres tan vanidosa como para esperar romper el gobierno celestial? ¿Esperas recompensa sin trabajo, u honor sin trabajo? Descarta la expectación ociosa y conténtate con tomar las cosas desfavorecidas por el dulce amor de Jesús, que te recompensará por todo. Con tal espíritu, trabajando y sufriendo, encontrarás que los amargos se vuelven dulces, y las cosas difíciles, fáciles. Como Jacob, tus años de servicio te parecerán pocos días por el amor que tienes hacia Jesús; y cuando venga la hora querida de la fiesta de bodas, todas tus labores serán como si nunca hubieran sido; una hora con Jesús compensará las horas de dolor y trabajo.
Jesús, para disfrutarte en gloria, quiero llevar mi cruz y seguirte en este mundo que no te recibe y te rechaza. Seguramente seré rechazado, pero seguro estoy que valdrá la pena.
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