miércoles, 16 de mayo de 2018

FUENTE CERRADA



Cantares 4:12
"Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía;
Fuente cerrada, fuente sellada."


En esta metáfora, que hace referencia a la vida interior de un creyente, tenemos muy claramente la idea de la 'fuente sellada'. Es una primavera cerrada: así como había manantiales en el Este, sobre los cuales se construía un edificio, para que nadie pudiera alcanzarlos salvo los que conocían la entrada secreta; también lo es el corazón de un creyente cuando es renovado por la gracia: hay una vida misteriosa dentro de la cual ninguna habilidad humana puede tocar. Es un secreto que ningún otro hombre conoce; más aún, que el mismo hombre que es el poseedor de ella no puede decirle a su vecino. 


El texto incluye no solo el secreto, sino la separación. No es la fuente común, de la cual cada transeúnte puede beber, es una que se guarda y se conserva de todas las demás; es una fuente con una marca particular: el sello real de un rey, de modo que todos puedan percibir que no es una fuente común, sino una fuente propiedad de un dueño, y colocada especialmente por sí sola. Lo mismo ocurre con la vida espiritual. Los elegidos de Dios fueron separados en el eterno decreto; fueron separados por Dios en el día de la redención; y están separados por la posesión de una vida que otros no tienen; y les es imposible sentirse a gusto con el mundo o deleitarse en sus placeres. 

También está la idea de lo sagrado. La primavera cerrada se conserva para el uso de alguna persona especial: y tal es el corazón del cristiano. Es un manantial guardado para Jesús. Todo cristiano debe sentir que tiene el sello de Dios sobre él, y debería poder decir como Pablo: "De aquí en adelante no me moleste nadie, porque llevo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús". Otra idea es prominente: la de la seguridad. ¡Oh! ¡Cuán segura es la vida interior del creyente! Si todos los poderes de la tierra y el infierno pudieran combinarse contra él, ese principio inmortal debe existir aún, porque el que lo dio prometió su vida para su preservación. 

¿Y quién es "el que te dañará" cuando Dios es tu protector? ¡No existe nadie!

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