sábado, 16 de abril de 2016

LAS FIESTAS PARA EL SEÑOR



Levítico 23:3
"Seis días se trabajará, pero el séptimo día será día de completo reposo, santa convocación en que no haréis trabajo alguno; es día de reposo al Señor dondequiera que habitéis."


Los festivales son parte integrante de todas las culturas. Cuentan la historia de un pueblo. Nos recuerdan nuestras raíces. En ellas se muestran nuestras esperanzas y aspiraciones.


El pueblo de Israel tenían sus fiestas también. Los festivales recordaban a Israel sus raíces. La Pascua y la Fiesta de los Panes sin Levadura les ayudó a recordar el pasado sobre su liberación de la esclavitud en Egipto. La Fiesta de las Semanas (Pentecostés) conmemoraba la entrega de la Ley en el Sinaí. Durante la fiesta de los tabernáculos, Israel revivía el viaje por el desierto.
Las fiestas también se celebran para tener presente la provisión de Dios. La Fiesta de las Primicias (al comienzo de la siega de la cebada), la Fiesta de las Semanas (fin de la siega del trigo), y la Fiesta de los Tabernáculos (cerca de la uva y el cultivo del olivo) apuntaban a la disposición generosa de Dios.


Cada una de estas fiestas y ordenanzas mira hacia adelante a un evento:
- El día de reposo para el descanso espiritual en el Nuevo Pacto.
- La Pascua de Cristo, el Cordero Pascual.
- La fiesta de los panes sin levadura para completar la eliminación del pecado.
- La ofrenda de los primeros frutos apunta a Cristo en su resurrección y los primeros creyentes.
- La Fiesta de las Semanas (Pentecostés) a la entrega del Espíritu para escribir la ley en nuestros corazones.
- La fiesta de las trompetas a la llamada de la trompeta al final de la edad.
- El día de la expiación, al sacrificio expiatorio de Cristo.
- La Fiesta de los Tabernáculos a la futura reunión de los santos y la residencia permanente en la presencia de Dios.
 

¡La historia de Israel se ha convertido en nuestra historia también!





Selecciona una de estas fiestas y aparta el tiempo para reflexionar sobre su significado, el de ese entonces y el de ahora.  Demos gracias a Dios por recordarnos lo que ha hecho, lo que hace y lo que hará. Oremos también para que los cristianos de todos los orígenes estemos unidos como un solo pueblo en una historia común.

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