Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
lunes, 25 de abril de 2016
¿QUIÉN ESTÁ EN EL TRONO?
Marcos 10:21
"Jesús, mirándolo, lo amó y le dijo: Una cosa te falta: ve y vende cuanto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme."
¿Es el deseo de Dios por sí solo suficiente para permitirnos seguir a Dios? Es cierto, debemos tener el deseo, ¿Pero es suficiente el deseo por sí mismo? Mucha gente desea cosas y nunca las consigue.
El joven rico vino a Jesús deseando saber cómo podía entrar en el reino de los cielos. Jesús le dijo que guardara los mandamientos, a lo que respondió que siempre lo había hecho, desde su juventud. Entonces Jesús presiona la razón del verdadero problema: ¿Estaba dispuesto a responder a Jesús a cualquier precio? Entonces Jesús le dijo que vendiera todo lo que poseía y, dejando todo, lo siguiera.
Lo que la Escritura informa a continuación es una tragedia. Se dice que este joven rico se fue apenado, porque era muy rico y tenía muchas posesiones. El punto es que su corazón estaba abarrotado por estas posesiones. Él se encontró incapaz de renunciar a ellos con el fin de seguir a Jesús. Sus posesiones ahora lo habían poseído. Y así se dio la vuelta y se alejó. ¡Que tragedia! Es la tragedia de un corazón desordenado. Ten en cuenta que un corazón desordenado puede desear a Dios. Cuando el joven rico vino a Jesús, fue a buscar la vida eterna. Él realmente deseaba las cosas de Dios, pero el deseo no es suficiente. Un corazón desordenado no puede dar la respuesta correcta a Dios.
Pidamos el día de hoy que no permitamos que las posesiones sean la única preocupación de la familia. Nuestros hijos a veces pueden llegar a estar tan acostumbrados a acumular cosas que les estorbe en sus corazones. Estas cosas toman el lugar que debe pertenecer a Dios y eso es lo que debemos evitar.
Pero pueden ser otras cosas: Pidamos hoy a Dios que nos revele qué puede estar ocupando el primer lugar en nuestra vida y si no es Él que lo ponga donde debe estar. Es una oración arriesgada, pero vale la pena.
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