miércoles, 20 de abril de 2016

SIN AVERGONZARNOS



Marcos 8:38
"Porque cualquiera que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre también se avergonzará de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles."

 
Hay muchos puntos de vista sobre Jesús en este mundo, como se ve en los muchos libros publicados sobre Él. La mayoría de ellos son de especulación de los autores y no son fiables. Pero hay una visión de Jesús que es verdad y que Pedro hizo en una memorable confesión. Muchas veces es como si también lo supiéramos pero nos avergonzamos de reconocer públicamente quien creemos que es Jesús.

Si bien la opinión del mundo es interesante, es realmente irrelevante. Jesús sabía que sus discípulos sabían lo que el mundo estaba diciendo acerca de Él. Pero Él quería saber qué pensaban ellos de Él. Así que Él los desafió con una pregunta. Les preguntó: "Pero, ¿quién decís ustedes que soy yo?" La pequeña conjunción "pero" dice mucho sobre la fuerza de esta cuestión. Jesús estaba diciendo en realidad, "El mundo tiene su opinión sobre mí; pero realmente quiero saber su opinión. ¿Quién decís que soy yo? "Es importante para nosotros entender que lo que el mundo dice acerca de Jesús no debe dar forma a nuestro pensamiento sobre Él. La fe es un asunto personal, individual. Cada uno de nosotros debe llegar a Cristo de forma individual. No es lo suficientemente bueno que aceptamos las opiniones populares acerca de Jesús.

Las opiniones populares no lo definen. Parte de nuestro venir a Cristo es cuando en nuestra vida llegamos a un lugar donde lo podemos confesar como nuestro Salvador y Señor. Esta confesión es un reconocimiento de que tomamos personalmente a Cristo como nuestro Salvador y comprometemos nuestra vida para vivir para Él. La confesión es una piedra angular de nuestra fe cristiana. La pregunta que Jesús pidió a los discípulos debe ser respondida hoy. Es tan pertinente y relevante como lo era entonces. Muchas personas realmente no saben quién es Jesús personalmente. Nuestra relación con Cristo determinará nuestra definición de lo que Él es para nosotros.

Oremos para que todos en nuestra familia lleguemos a un conocimiento personal de quién es Jesús y lo que quiere para cada uno de nosotros. Sea como sea, tengamos presente siempre que Él es Dios y nosotros su pueblo. ¡No nos avergoncemos de nuestra fe!

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