Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
jueves, 14 de abril de 2016
SERVIR A DIOS COMO SE MERECE
Levítico 21:7b
"...porque el sacerdote es santo a su Dios."
La piedad filial (xiào en mandarín) es una enseñanza fundamental de Confucio. De acuerdo con El Clásico de la piedad filial, una de las cinco funciones de un hijo filial está en mostrar un gran dolor cuando sus padres fallecen.
En el antiguo Israel, sin embargo, el alto sacerdote debía mostrar los signos convencionales de duelo, como el descubrimiento de la cabeza (literalmente) o desgarrar sus ropas. El punto se hace a menudo para mostrar que la lealtad al llamado de Dios está antes que el deber de la familia. Esto es correcto, pero la lección es más amplia: un siervo de Dios no debe ser distraído del ministerio por cualquier motivo. Si los altos sacerdotes por alguna razón quedaban impuros, no podían ejercer las funciones de suma importancia. Las reglas para los sacerdotes comunes eran más indulgentes.
Uno debe estar seguro del llamado de Dios para ser capaz de soportar la presión de parte de todos los sectores de la sociedad para un llamado de tiempo completo en el ministerio. Los servidores de Dios deben ser irreprochables, sin temor de ser desacreditados. Sus propias familias deben ser ejemplares en conducta (1 Timoteo 3: 4-5, 11-12, Tito 1: 6).
Por último, los siervos de Dios deben cuidarse de ser descalificados. Los antiguos sacerdotes tenían que evaluar periódicamente su idoneidad para el ministerio; tenemos que hacer regularmente un chequeo espiritual, un examen de conciencia. Recuerda: ¡Somos sacerdotes del Dios todopoderoso!
El llamado de Dios exige nuestro compromiso de todo corazón. Vamos a hacer lo posible para ofrecer lo mejor de nuestras vidas al Señor.
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