viernes, 29 de abril de 2016

PODER EN LA ORACIÓN



Marcos 11:24
"Por eso os digo que todas las cosas por las que oréis y pidáis, creed que ya las habéis recibido, y os serán concedidas."


En este pasaje Jesús no está dando una fórmula para maldecir higueras. Más bien, Él está revelando el principio y la prioridad de la vida. Él nos está revelando la dinámica de la vida de fe, para que no vayamos a ser maldecidos como la higuera.

La fe debe ser la prioridad de nuestra vida cristiana. Dios nos llama a una relación con Él mismo, a la comunión con Él. Él nos llama a una vida de oración, una vida de confianza, una vida de fe. A través de una relación con Jesucristo, llegamos a conocer a Dios. A través de la comunión diaria con Él en la oración y la lectura de su palabra, nuestra fe se edifica y crece fuerte. A medida que seguimos a Jesús todos los días, llegamos a confiar más. Al crecer en confianza y en el conocimiento de su palabra, llegamos a conocer su voluntad. Y cuando conocemos su voluntad, no nos cabe duda que somos capaces de orar de forma poderosa, sabiendo que el Señor nos oye. Y cuando conocemos su voluntad, sabemos que esas cosas por las que oramos se harán, tal vez no de acuerdo con nuestro calendario, sino que han de suceder cuando Él así lo decida.

Para vivir una vida de fe, también tenemos que vivir una vida de perdón. La falta de perdón, que se basa en el orgullo, es sin duda una montaña que tiene que moverse fuera del camino. La falta de perdón, de por sí, es un bloque que nos aparta de Dios. El versículo 26 de este mismo capítulo dice: "Pero si no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos, perdonará sus transgresiones." La falta de perdón bloquea nuestra relación con Dios. Dios no nos perdonará si no perdonamos a los demás. La falta de perdón bloquea nuestra fe. Bloquea nuestro poder en la oración.

¿Cómo está tu relación con Dios en este momento? ¿Hay algo que estará bloqueándola? Que Dios nos ayude a creer y confiar en Él.

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