2 Corintios 4:18
"No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas."
En nuestra peregrinación cristiana es así, la mejor parte es la que nos espera y lo que no se ve. Adelante se encuentra la corona, adelante es la meta. Ya se trate de esperanza, de alegría, de consuelo, o de verdadero amor, el futuro debe, después de todo, ser el objetivo de nuestra mirada de fe.
Mirando hacia el futuro, vemos al pecado ser destruido, igual que la muerte y el dolor, el alma se perfecciona, y se está en condiciones de ser partícipe de la herencia de los santos en la luz. La idea de este futuro bien puede aliviar la oscuridad del pasado, y la penumbra de la presente. Las alegrías del cielo seguramente compensarán las penas de la tierra. Encontrar un refugio dentro de lo desesperante que puede ser nuestra situación es motivo suficiente para seguir adelante. No importa lo que estás viviendo ahora, todo eso pasará.
Sigue adelante, no desmayes. Recuerda que lo mejor está por venir, no te enfoques sólo en lo que ves. Lo mejor es lo que aún no vemos.
Lucas 2:20
"Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho."
¿Cuál sería el tema de su alabanza? Ellos alabaron a Dios por lo que habían oído: Por las buenas nuevas de gran alegría de que un salvador había nacido. ¿Qué tal si los tomamos de ejemplo? También nosotros elevemos un canto de acción de gracias porque hemos oído de Jesús y su salvación.
También alabaron a Dios por lo que habían visto. ¿No es la música más dulce lo que hemos vivido, lo que hemos sentido en el interior, lo que hemos experimentado? Uno de los puntos por los que alabaron a Dios fue el acuerdo entre lo que habían oído y lo que habían visto. Observa la última frase: "A medida que se les había dicho."
¿No hemos encontrado en la nueva vida en Cristo que Él hace las cosas que dijo que haría? Jesús dijo que nos haría descansar... ¿No has disfrutado de la paz más dulce en Él? Dijo que estaría con nosotros siempre... ¿No hemos disfrutado su presencia en los momentos de intimidad con Dios? Es más... he encontrado a Cristo más dulce que lo que nadie nunca me dijo que era. Lo he encontrado más hermoso que cualquiera de las pinturas que existan de Él en el mundo. He encontrado la paz, el amor, el perdón con palabras que no puedo describir...
Sin duda, lo que hemos "visto" es muy superior a lo que hemos "escuchado" de Dios. Así que tenemos motivos de sobra para rendirnos en adoración, como los pastores lo hicieron cientos de años atrás. Él es mucho más de lo que nos dijeron, o podamos imaginar. ¡Bendito sea!
Colosenses 1:28
"A quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre;"
¿No estamos conscientes muy dentro de nosotros que la perfección no es parte de nuestras vidas? Cada lágrima que cae de nuestros ojos, llora "imperfección"; cada palabra dura que procede de nuestros labios, murmura "imperfección". Cada cosa que hacemos, o pensamos, o dejamos de hacer nos recuerda este estado de la naturaleza humana.
Pero en medio de esta triste conciencia de la imperfección, aquí están las buenas noticias: Tú eres "perfecto en Cristo Jesús." En los ojos de Dios, estás completo y sin mancha, una vez hayas creído en Jesucristo. Pero hay algo más allá, algo que se revelará cuando nos presentemos delante del Rey. La Iglesia de Cristo, entonces será tan pura, que ni siquiera el ojo de la omnisciencia verá una mancha o defecto en ella; tan santa y tan gloriosa, que el amado la tomará para consumar las bodas de las que habla la Biblia.
Y conoceremos el verdadero significado de esta frase: "completos en Cristo." No es hasta entonces que vamos a comprender plenamente la altura y profundidad de la salvación de Jesús. Los que estuvimos sucios y creímos, seremos lavados completamente. Cristo toma un gusano y lo transforma en mariposa. Toma un desahuciado y lo transforma en alguien victorioso. Tomó mi vida y es capaz de hacerla digna de su presencia... No encuentro más palabras para describir este agradecimiento por lo que Él ha hecho.
Tomemos un tiempo para agradecer a Dios por habernos sacado de las tinieblas y habernos trasladado al reino de su luz admirable. ¡No desmayemos, sigamos adelante! Con nuestros ojos le veremos, si no desfallecemos.
Lucas 2:19
"Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón."
Hubo un ejercicio, por parte de esta admirable mujer, de las tres poderes de su ser: su memoria: Ella guardaba todas estas cosas; sus afectos: Ella los mantenía en su corazón; Su intelecto: Sabía que Jesús no era un ser humano como los demás. Amado, recuerda lo que has visto que ha hecho por tí tu Señor Jesús... No olvides de dónde te ha sacado y de qué cosas te ha librado. Recordarlo sirve para que nuestra confianza en Él crezca en el día de la prueba.
Dejemos que la memoria se llene de todo lo relacionado con Cristo. Saquemos el vaso de alabastro de nuestro corazón, a pesar de que se rompa, y dejemos que todo el ungüento de su afecto lave sus pies perforados. Dejemos que el intelecto también conozca lo que ha hecho el Señor Jesús. Meditemos en lo que leemos de la escritura: No nos quedemos en la superficie, sumergámonos en las profundidades. No nos conformemos con escuchar a otros hablar de Dios. Que nuestro tiempo con Él no sea un día a la semana, por costumbre. Que nuestros días y noches se inunden de su presencia.
Que nuestra memoria, nuestro afecto y nuestro intelecto se llenen de la presencia de Dios y que podamos contagiar a otros de esa necesidad de Él. Así sea.
Juan 1:16
"Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia."
Estas palabras nos dicen que hay una plenitud en Cristo. Hay una plenitud de la Deidad esencial, porque "en él habita toda la plenitud de la Deidad." Hay una plenitud del hombre perfecto, porque en él como hombre y cuerpo, fue que Dios se reveló. Hay una plenitud de eficacia expiatoria en su sangre, porque "la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado." Hay una plenitud de la justicia que justifica nuestra vida, para que "Ahora, pues, ninguna condenación haya para los que están en Cristo Jesús."
Hay una plenitud de prevalencia divina en su declaración, porque "Él es capaz de salvar perpetuamente a los que vienen a Dios por Él, viviendo siempre para interceder por ellos." Hay una plenitud de la victoria en su muerte, porque por ese medio se derrotó al diablo. Hay una plenitud de eficacia en su resurrección de entre los muertos, porque por ella "se nos hizo renacer para una esperanza viva". Hay una plenitud de triunfo en su ascensión, porque "cuando ascendió a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y recibió regalos para los hombres."
Hay una plenitud en todo momento; una plenitud de la comodidad en la aflicción; una plenitud de orientación en la prosperidad. Una plenitud de cada atributo divino, de la sabiduría, del poder, de amor... "Agradó al Padre que en Él habitase toda plenitud".
Ven, creyente, y obtiene lo que Dios quiere darte; pide en gran medida conforme a Su Voluntad y Él, por medio de su plenitud y su bondad inagotable te dará lo que necesites. Gracia sobre gracia nos tiene preparada.. ¡Bendito nuestro Dios!
Lucas 2:18
"Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían."
No hay que dejar de sorprendernos por las grandes maravillas de nuestro Dios. Nuestro Dios encarnado ha de ser adorado como "una maravilla del mundo". Es inconcebible que Dios en lugar de barrer con la escoba de la destrucción a la criatura caída se haya encargado de efectuar la redención por medio de la sangre de Cristo.
Es un milagro de la gracia de hecho, que Jesús haya querido renunciar a los tronos y las regalías por encima, para sufrir drásticamente en cuerpo y alma, para que nosotros tuviéramos libertad. Dejemos que nuestro corazón se maraville ante esa demostración de amor. Nos deslumbran los paisajes, los atardeceres y amaneceres, pero este acto es digno de un asombro mayor y debe ser objeto de la adoración de todos nosotros como humanidad.
Estimado lector, puede ser que al igual que los pastores no puedas expresar con palabras las maravillas de Dios en tu vida, pero ciertamente lo puedes hacer adorando a Dios, contando a los demás lo que ha hecho por tí y obedeciendo Su Palabra desde ahora y hasta que dejes esta tierra. Es lo mejor que cada uno de nosotros puede hacer.
Mateo 6:26
"Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?"
El pueblo de Dios son doblemente dichosos, porque son su descendencia mediante la creación, y también son sus hijos por la adopción en Cristo. Por lo tanto, tienen el privilegio de llamarlo, "Padre nuestro que estás en los cielos."
¡Padre! Oh, ¡Qué palabra tan preciosa! Pero tiene autoridad. Aquí está la autoridad: "Si soy yo padre, ¿dónde está mi honra?" Si sois hijos, ¿dónde está su obediencia? Aquí está el afecto mezclado con autoridad; una autoridad que no provoca la rebelión; una obediencia que se demanda con y por amor. La obediencia que los hijos de Dios dan a Él debe ser la obediencia amorosa. No servimos a Dios para satisfacer a un capataz, sino como una forma de manifestar gratitud y amor.
Como padres terrenales nos desvivimos por nuestros hijos, los disfrutamos, les proveemos todo lo que necesitan, los corregimos... Si un padre terrenal cuida de sus hijos con amor y cuidado incesante, ¿cuánto más nuestro Padre celestial?
¡Abba, Padre! El que puede decir esto, tiene mejor música pronunciada de querubines o lo que los serafines puedan alcanzar. No hay nada que no pueda alcanzar o proponerme. Tengo todo lo que necesito desde ahora y hasta la eternidad, tengo a alguien a quien puedo decirle "Padre."
Romanos 3:31
"¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley."
Cuando el creyente es adoptado por la familia del Señor, su relación con el viejo Adán y la ley ya no lo ata al pecado; ya está bajo una nueva regla, y un nuevo pacto. Creyente, tú eres hijo de Dios; es tu primer deber el obedecer a tu Padre celestial. Ya no eres esclavo del pecado, eres un hijo amado.... ¿Eso significa que ya no debes obedecer la Ley? ¡No! Pero ya no lo haces porque tienes que hacerlo, lo haces por amor.
Confirmamos la ley de Dios cuando no adoramos otros dioses porque Jehová es todo lo que necesitamos. Confirmamos la ley cuando no hacemos nada que pueda ofender a nuestro prójimo: Las mentiras, el asesinato, el codiciar sus bienes, etc... Y no lo hacemos por temor al castigo de la ley, sino porque amamos a Dios.
El nuevo pacto de la gracia no viene a anular la ley, sino a darle perfecto significado. Lo que hacemos o dejamos de hacer no es por el temor al castigo o a las consecuencias penales, sino porque hemos comprendido que el amar a Dios y al prójimo es algo que Jesús vino a modelar, así que como seguidores de Cristo e hijos de Dios es lo mínimo que debemos hacer también.
Que la gracia y el amor de Dios nos ayuden a cumplir la ley, no como obligación, sino por amor. ¡Así sea!
Isaías 63:7
"De las misericordias de Jehová haré memoria, de las alabanzas de Jehová, conforme a todo lo que Jehová nos ha dado, y de la grandeza de sus beneficios hacia la casa de Israel, que les ha hecho según sus misericordias, y según la multitud de sus piedades."
¿Ha tenido misericordia Dios de ti? ¿Cuántas veces olvidamos lo que Dios ha hecho por nosotros? Cuando nos hallamos en problemas, cuando una enfermedad es diagnosticada tendemos a olvidar la misericordia que Dios ha tenido a lo largo de nuestra vida.
La cita bíblica de hoy nos invita a hacer memoria de toda la gracia que ha tenido Dios por nosotros. Los beneficios espirituales, que son mucho más valiosos que los terrenales debido a que no tienen una fecha de fin tienden a ser olvidados cuando algo malo nos pasa. Si Dios nos ha rescatado, no es para que muramos espiritualmente. Nuestro cuerpo físico se va a acabar, nuestras fuerzas se van a terminar y un día nuestra luz en el mundo dejará de brillar, pero hay algo que nunca se va a terminar: La gracia, el amor de Dios, el perdón de pecados y la vida eterna junto a Él. Que eso sea suficiente razón para no dejar que el enemigo nos gane la batalla. Recordemos que la guerra es del Señor y Él ya ganó.
Que cada día de nuestra vida recordemos su amor y misericordia. Nunca se van a agotar, Él nos ama y nos quiere ver bien. Nos quiere junto a Él por toda la eternidad. ¡Aleluya!
Lucas 10:40
"Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude."
Su pensamiento sobre lo que verdaderamente importaba no le estaba ayudando mucho. "Sirvo," debe ser el lema de todos los integrantes de la familia real del cielo. Pensaba que el hacer y hacer y hacer era lo importante. Amaba a Cristo, sí. Lo intentaba agradar, sí. Pero no se preocupó por preguntarle a Su Señor cómo quería agradarle. No era culpa suya que estuviera tan ocupada preparando una fiesta para el Maestro. Marta quizás estaba feliz, por tener la oportunidad de atender a un invitado muy especial; y feliz, también, de tener el espíritu de dar todo de sí para que no existieran detalles sin atender.
Su fallo fue que ella creció terminó olvidándose del invitado, y sólo se recordaba del servicio. Los quehaceres hicieron que se rompiera su comunión con esa persona especial. Realmente la enseñanza que podemos tomar de esta situación es que debemos hacer un equilibrio entre Marta y María. Servirle es una fantástica forma de honrarlo con los dones que nos ha dado. Pero que el servicio no nos aparte de una comunión con Él y de disfrutar de su compañía. Para ello necesitamos gracia y disposición. Josué nunca se cansó en la lucha contra los amalecitas; pero Moisés, en la cima de la montaña estaba en oración, necesitando dos ayudantes para sostener sus manos. Ninguno era más espiritual que el otro, simplemente hay un tiempo para todo y lo más importante es disfrutar de la compañía de Dios.
Amados, no descuidemos las cosas externas, que son lo suficientemente buenas en sí mismas, pero por sobretodo, no descuidemos la comunión personal con Jesús. Hagamos todo lo posible para servir y atender a Jesús, pero pronto vayamos a sentarnos a sus pies, una vida con ese equilibrio es una vida rica en espíritu, alma y cuerpo.
Salmos 91:3
"El te librará del lazo del cazador,
De la peste destructora."
Dios libera a su pueblo de la trampa del cazador en dos sentidos. En primer lugar, los libra de la trampa: No les permite entrar en ella; y en segundo lugar, si por alguna razón cayeron allí, los libra de ella. La primera ocasión es la más valiosa para algunos; la segunda es la mejor para otros.
"Él te librará del lazo". ¿Cómo? Dios sabe que nuestro camino muchas veces terminará pronto en nuestra destrucción, y en misericordia envía la corrección. Decimos: "Señor, ¿por qué me pasa esto?" sin saber que nuestro problema ha sido el medio que está utilizando en ese momento para evitar un mal mayor. Muchos han sido salvados de la ruina por sus dolores y sus inconvenientes; estos han asustado a los buitres que buscaban quedarse con el cuerpo. En otras ocasiones, Dios mantiene a su pueblo dentro de la red del cazador, dándoles una gran fuerza espiritual, para que cuando sean tentados a hacer el mal, digan "¿Cómo puedo hacer yo este grande mal, y pecar contra Dios?"
Sea que nos libre desde antes o caigamos en la red de la trampa... ¡Dios puede librarnos de ella! Si en estos momentos te sientes atrapado, reflexiona si tu estilo de vida lejos de la voluntad de Dios ha hecho que te encuentres allí. Quizás Él lo permitió para que te acerques a Él, algo que de otra forma no harías...
Y si has estado viviendo cerca de Su Presencia, seguramente estás esperando que actúe. Pues acá hay buenas noticias: ¡Ningún ave del paraíso morirá por la red del cazador! Aleluya.
Cantares 1:4
"Atráeme; en pos de ti correremos.
El rey me ha metido en sus cámaras;
Nos gozaremos y alegraremos en ti;
Nos acordaremos de tus amores más que del vino;
Con razón te aman."
Jesús no va a dejar que su gente olvide su amor. Siempre nos sorprende con nuevas formas de recordarnos cuánto nos ama. Cada mañana al despertar, cada noche al dormir, siempre hay evidencias de su amor por nosotros, SIEMPRE.
El versículo de hoy nos compromete a acordarse del amor de Dios. A no olvidarlo. Quisiéramos decirle a Jesús que recordaremos su amor y su historia sin igual. Su amor tiene su origen desde antes que el mundo fuese creado. Queremos recordar su decisión de despojarse de la divinidad y venir a la tierra como verdadero hombre. Queremos recordar cada historia que vino a contar para que entendiésemos el Reino de Dios. Queremos recordar las veces que demostró que nos importaba por medio de milagros y prodigios. Queremos recordar su sacrificio en la cruz por nosotros y su despliegue de poder al resucitar de entre los muertos.
Queremos recordar y celebrar su amor todos los días. Su gracia inmerecida, su perdón y su misericordia. ¡Con razón te aman los que te conocen!
Salmos 89:19
"Entonces hablaste en visión a tu santo,
Y dijiste: He puesto el socorro sobre uno que es poderoso;
He exaltado a un escogido de mi pueblo."
El creyente puede decir: "Tengo un hermano en el cielo; aunque yo sea pobre, pero tengo un hermano que es rico, y es un rey... Él me ama; Él es mi hermano". Él es un escogido de nuestro propio pueblo.
Creyente, lleva este bendito pensamiento, como un collar de diamantes, alrededor del cuello y en tu memoria; puesto que, como un anillo de oro en el dedo del Rey, va a estampar las peticiones de tu fe con la confianza del éxito. Él es un hermano nacido para la adversidad, fue tratado como tal. Cristo también fue elegido para que entienda nuestras necesidades y simpatizara con nosotros. "Él fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado."
En todos nuestros dolores tenemos su simpatía. En la tentación, el dolor, la decepción, la debilidad, el cansancio, la pobreza... todo esto lo conoce, porque lo ha sentido todo. Recuerda esto, cristiano, y deja que te consuele. En todos los lugares por donde quiera que vayamos, Él ha sido nuestro precursor; cada carga que tenemos que realizar, ya Él la cargó antes por nosotros.
"Su camino era mucho más duro y más oscuro que el mío. Lo hizo Cristo, mi Señor, sufrió, ¿por qué he de quejarme?"
Job 1:9
"Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde?"
Esta fue la pregunta malvada del diablo respecto a ese hombre recto de edad, pero hay muchos en la actualidad con una relación próspera con Dios, con su familia temerosa de Él, con toda su papelería de ley en orden, que también serán "reclamados"; acá es donde se va a ver qué tipo de amor a Dios tenemos cada uno; si creemos en el evangelio por la prosperidad, seguramente al primer indicio de una prueba financiera vamos a abandonar el camino.
En cuanto a los verdaderos cristianos, que esperamos tener la recompensa en la otra vida, deberíamos estar preparados para sufrir en este mundo. No es que "debamos sufrir", sino que si así es la voluntad de Dios, pues preparados debemos estar. La promesa del antiguo pacto era la prosperidad, pero la promesa del nuevo pacto es la adversidad. Recuerda las palabras de Cristo: "Si alguno quiere ser mi discípulo, que tome su cruz y me siga". El seguidor de Cristo debe aprender a regocijarse en las tribulaciones, porque a medida que abundan sus tribulaciones, su consuelo abundará en Cristo Jesús.
Ten la seguridad, si eres un hijo de Dios, que no serás ajeno a las pruebas. Tarde o temprano cada barra de oro debe pasar por el fuego. No temas, sino regocíjate de que tales tiempos fructíferos vendrán después de la prueba; vas a ser liberado de aferrarte a la vida presente, y serás preparado para disfrutar las cosas eternas que pronto te serán reveladas.
Cuando sientas que ya no puedas más, que el sufrimiento es casi inmovilizador, cuando sientas que no hay esperanza, vendrá el tiempo del disfrute... y será eterno.
Ezequiel 15:2
"Hijo de hombre, ¿qué es la madera de la vid más que cualquier otra madera? ¿Qué es el sarmiento entre los árboles del bosque?"
Estas palabras son para dar una lección de humildad al pueblo de Dios; se les llama la viña de Dios, pero ¿Por qué se creen más que otros? Ellos, por la bondad de Dios, han llegado a ser fructíferos, después de haber sido plantados en un buen terreno; el Señor los ha entrenado en las paredes del santuario, y para producir fruto para su gloria; pero ¿qué son sin su Dios? ¿Qué son sin la influencia continua del Espíritu, que engendra la fecundidad en ellos?
Creyente, aprende a rechazar el orgullo, ya que no tienes ningún motivo para ello. Lo que eres y lo que tienes, no es para sentirte orgulloso. Cuanto más tienes, cuanto más estés en deuda con Dios; la verdad es que somos deudores y eso no es motivo de orgullo. Considera tu origen; mira hacia atrás a lo que eras.
La verdad es que veo mi vida, y me doy cuenta de que habría sido un gran pecador si Dios no hubiera llegado a mi vida. Si no fuera por su gracia, estuviera perdido, sin dirección, sin frutos.
No seamos como la viña de la que habla el profeta Ezequiel, esa viña que defraudó al Señor y se creía superior a todos, demos frutos de arrepentimiento y de agradecimiento, demos todo por Aquel que nos salvó.
Jueces 15:18
"Y teniendo gran sed, clamó luego a Jehová, y dijo: Tú has dado esta grande salvación por mano de tu siervo; ¿y moriré yo ahora de sed, y caeré en mano de los incircuncisos?"
Sansón tenía sed y estaba listo para morir. La dificultad era totalmente diferente de cualquiera a la que el héroe se había enfrentado antes. El simple hecho de pensar que iba a morir de sed antes de cualquier otro tipo de muerte mostraba la angustia de Sansón..Muchas veces nos pasa lo mismo, pasamos por muchas pruebas y las pasamos todas, pero luego algo muy pequeño nos puede causar aflicción y problemas. Sansón mata a mil filisteos, y los apila en montones, ¡y luego casi se desmaya por un poco de agua!
Jacob lucha con Dios en Peniel, y supera la Omnipotencia misma, y luego se detiene por una lesión en el muslo. Como si el Señor nos quiere enseñar nuestra pequeñez, nuestra nada, con el fin de mantenernos dentro de ciertos límites. Sansón se jactó en voz alta cuando dijo: "He matado a mil hombres." Su garganta jactanciosa pronto se volvió ronca por la sed, y él se tuvo que entregar a la oración. Dios tiene muchas maneras de humillar a su pueblo para enseñarles lecciones valiosas.
Estimado hijo de Dios, si después de la gran misericordia te despiden de un trabajo que te enorgullecía, no eres el primero. Cuando David se sentó en el trono de Israel, dijo: "Yo soy débil, aunque haya sido ungido rey." Tu deberías sentirte más débil cuando estás disfrutando de tu mayor triunfo. Si Dios ha hecho por ti grandes liberaciones en el pasado, las dificultades presentes sólo son como la sed de Sansón, y el Señor no te dejará débil, ni dejará que tus enemigos triunfen sobre ti.
El camino de la tristeza es el camino al cielo, pero hay pozos de agua de restauración a lo largo de la ruta. Por lo tanto, anímate con las palabras de Sansón, y ten la seguridad de que Dios te librará sea cual sea tu dificultad.
Romanos 11:26
"Y luego todo Israel será salvo, como está escrito:
Vendrá de Sion el Libertador,
Que apartará de Jacob la impiedad."
Entonces Moisés cantó en el Mar Rojo, que era su alegría saber que todo Israel estaba a salvo. Ni una gota de rocío cayó de la pared sólida de agua hasta que el último de Israel hubiera plantado con seguridad el pie en el otro lado del mar. Una vez hecho esto, de inmediato las columnas de agua regresaron a su lugar, pero no antes. Dios conoce a cada persona escogida de su pueblo, ninguna se le escapa de su mano. En el cielo no habrá un trono vacante. Estarán todos los que se rindieron a su majestad.
Aunque un ejército te persiga, aunque te encuentres atrapado entre el desierto y el mar, recuerda que hay un Dios Todopoderoso capaz de abrir el mar. Recuerdo en este momento las letras de un hermoso himno, el "Himno de Victoria". Dice algo así:
"Cuando tú estés frente al mar
y lo tengas que atravesar...
Llama a este hombre con fe,
Sólo Él abre el mar.
Hermano no tengas temor,
si detrás viene Faraón.
Al otro lado tú pasarás
y allí vas a entonar
¡El Himno de Victoria!"
¡Bendito sea nuestro Dios Poderoso! Nunca nos dejará a merced de nuestros enemigos. Si confiamos en Él, va a abrir las circunstancias para que no caigamos derrotados. ¿Crees tú esto?
Salmos 119:37
"Aparta mis ojos, que no vean la vanidad;
Avívame en tu camino."
Difícil pasar de la vanidad. Solemos querer presumir de nuestros logros aún espirituales, olvidando que todo lo que somos y tenemos es por gracia y misericordia de Dios. Está claro que hay mucha necesidad en la oración del salmista: "Vivifícame tú en tu camino." El salmista confiesa que está aburrido, pesado, grumoso, casi muerto. Tal vez, querido lector, hoy sientes lo mismo.
El salmista exhala toda su necesidad en una petición que significa que no quiere hacer lo que a veces hace: "Aparta mis ojos," dice el cuerpo: "Avívame," grita el alma. Esta es una oración que puede servir de modelo para cada una de nosotros. Que Dios nos libre de ser vanidosos, engreídos, presumidos. Pero no sólo eso, que Dios nos avive en Su Camino, que muchas veces dejamos descuidado debido a lo que el mundo nos ofrece.
Escucha, Señor, a tus hijos este día. Ayúdanos a quitar de nuestra mente todo tipo de vanidad y que nos enfoquemos en seguir tu camino. En el nombre de Jesús, amén.
Génesis 4:2
"Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra."
Como un pastor Abel santificó su trabajo para la gloria de Dios, y ofreció un sacrificio de sangre sobre su altar, y el Señor tuvo agrado por Abel y su ofrenda. Este tipo de actitud es la que le agrada a Dios: Recibió de Abel lo mejor de su rebaño. Vemos Abel como un pastor y sin embargo, está haciendo el papel de sacerdote, ofreciendo un sacrificio de olor dulce a Dios.
Abel fue odiado por su hermano, al igual que en su momento el Salvador fue odiado sin causa. El hombre natural y carnal normalmente tiene desprecio y odio por aquellos en quienes vive el Espíritu de la gracia, y no reposan hasta que se haya derramado su sangre. Abel cayó, murió, y roció su altar y el sacrificio con su propia sangre, lo mismo que nuestro Señor Jesús, cuando derramó su sangre como un sacerdote para obtener perdón de pecados para todo un pueblo. "El buen pastor su vida da por las ovejas" dijo Él un día.
La sangre habla. Dios le dijo a Caín que la voz de la sangre de su hermano clamaba a Él desde la tierra. La sangre de Jesús también habla de una forma poderosa, clamando por gracia y perdón para los que lo acepten. Es preciosa más allá de toda belleza, hasta situarse en el altar de nuestro buen pastor. Verlo sangrar allí como el sacerdote sacrificado, y después ver cómo a raíz de esto se halla la paz en nuestra conciencia, la paz entre judío y gentil, de paz entre el hombre y su Creador ofendido, la paz de todas las épocas de la eternidad de los hombres lavados en la sangre. Abel es el primer pastor en orden de tiempo, pero nuestros corazones colocarán siempre primero a Jesús con el fin de ser el perdonador por excelencia.
Oh, gran guardián de las ovejas, que la gente de tu prado te ame y te adore con todo el corazón, cuando te vea derramar tu sangre para nuestro perdón. Bendito seas por siempre. Amén.
Lucas 24:45
"Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras;"
Aquel a quien ve como la más oscura noche la lectura de la Escritura, acá una noticia: Muchos pueden llevar las Escrituras a la mente, pero solo el Señor puede preparar la mente para recibir las Escrituras. Nuestro Señor Jesús se diferencia de todos los otros maestros en que no sólo llegan al oído, sino que instruyen el corazón, imparten un gusto hacia el interior de la verdad, por el cual percibimos su sabor y Espíritu. El más ignorante de los hombres se convierte en estudioso maduro en la escuela de la gracia que el Señor Jesús por medio de su Espíritu Santo despliega los misterios del reino a ellos, y otorga la unción divina por el que pueden entender los misterios de Dios.
¡Dichosos nosotros si hemos tenido nuestro entendimiento claro y fortalecido por el Maestro! Hay muchos hombres de profundo aprendizaje que son ignorantes de las cosas eternas. Pueden ser grandes académicos y estudiosos, pero tienen un velo sobre sus corazones, que los ojos de la razón carnal no pueden penetrar. Tal era nuestro caso hace un poco de tiempo; nosotros, los que ahora vemos una vez estuvimos completamente ciegos; la verdad era para nosotros como la belleza en la oscuridad, una cosa desapercibida y desatendida.
Si no hubiera sido por el amor de Jesús hubiéramos permanecido hasta el momento en la más absoluta ignorancia, ya que sin su gracia no habría apertura de nuestra comprensión, no podríamos haber logrado más conocimiento espiritual que un bebé o una avestruz.
Sentémonos a los pies de Jesús, y por la oración ferviente clamemos por su ayuda bendita, y pidamos que nuestro entendimiento débil pueda recibir las cosas del cielo. Amén.
