sábado, 3 de septiembre de 2016

ORA EN TODO TIEMPO



Salmos 109:4
"En pago de mi amor me han sido adversarios;
Mas yo oraba."
 


Lenguas mentirosas estaban ocupadas en contra de la reputación de David, pero él no se defendió; trasladó el caso a un tribunal superior, y se ofreció a sí mismo ante el gran rey. La oración es el método más seguro de respuesta ante las palabras de odio. El salmista no oró en con corazón frío o con deseo de venganza, se entregó con toda su alma y con toda su pasión, como lo hizo Jacob cuando luchó contra el ángel. 

El fallo común con la mayoría de nosotros es que estamos dispuestos a ceder a las distracciones. Nuestros pensamientos andan errantes de acá para allá, y cuando debemos comunicarnos con Dios divagamos. ¡Cuán grande es este mal! Nos hiere, y lo que es peor, insulta a nuestro Dios. ¿Qué pensar de una persona que, mientras tiene una audiencia ante un juez se encuentra viendo las moscas o jugando en su teléfono celular? David se enfocaba en estar con Dios, se aseguraba que su clamor fuera escuchado, se dedicaba en cuerpo y alma a rogar ante Dios, a orar en todo momento.

La oración no debe ser fruto de la casualidad, sino que es una labor diaria, debe ser nuestro hábito y vocación. Debemos estar inmersos en la oración en todo momento, como dice la Palabra: orar sin cesar. ¡Que Dios nos ayude a que mantengamos nuestra comunicación constante con Él!

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