Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
sábado, 10 de septiembre de 2016
LO BUSQUÉ, Y NO LO HALLÉ
Cantares 3:1
"Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma;
Lo busqué, y no lo hallé."
Dime dónde has perdido la compañía de Cristo, y te voy a decir que el lugar más probable para encontrarla. ¿Has perdido la comunión con Cristo en tu habitación por medio de dejar de lado la oración? Entonces es allí debes buscar y encontrarla. ¿Has perdido la intimidad con Cristo por el pecado? No lo vas a encontrar hasta que lo abandones y te arrepientas. ¿Has perdido a Cristo, al descuidar las Escrituras? Debes encontrar a Cristo en las Escrituras. Jesús no ha desaparecido, está donde lo perdiste.
Lo más peligroso es que a veces no nos damos cuenta cuando perdemos nuestra relación con Cristo. Uno habría pensado que nunca se habría desprendido de un amigo tan precioso, cuya presencia es tan dulce, cuyas palabras son tan reconfortantes, y cuya compañía es tan querida.¿Cómo entonces es que a veces no nos damos cuenta cuando ya no está con nosotros? Sin Cristo somos como ovejas sin su pastor; como un árbol sin agua en sus raíces; como una hoja marchita en la tempestad...
Si has perdido al que ama tu alma, búscalo, date cuenta cómo fue que lo perdiste y vuelve por Él. No hay nada más vacío y peligroso que una vida sin compañía de Nuestro Señor. ¡Vuelve!
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