Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
domingo, 18 de septiembre de 2016
ESCOGIDO DE MI PUEBLO
Salmos 89:19
"Entonces hablaste en visión a tu santo,
Y dijiste: He puesto el socorro sobre uno que es poderoso;
He exaltado a un escogido de mi pueblo."
El creyente puede decir: "Tengo un hermano en el cielo; aunque yo sea pobre, pero tengo un hermano que es rico, y es un rey... Él me ama; Él es mi hermano". Él es un escogido de nuestro propio pueblo.
Creyente, lleva este bendito pensamiento, como un collar de diamantes, alrededor del cuello y en tu memoria; puesto que, como un anillo de oro en el dedo del Rey, va a estampar las peticiones de tu fe con la confianza del éxito. Él es un hermano nacido para la adversidad, fue tratado como tal. Cristo también fue elegido para que entienda nuestras necesidades y simpatizara con nosotros. "Él fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado."
En todos nuestros dolores tenemos su simpatía. En la tentación, el dolor, la decepción, la debilidad, el cansancio, la pobreza... todo esto lo conoce, porque lo ha sentido todo. Recuerda esto, cristiano, y deja que te consuele. En todos los lugares por donde quiera que vayamos, Él ha sido nuestro precursor; cada carga que tenemos que realizar, ya Él la cargó antes por nosotros.
"Su camino era mucho más duro y más oscuro que el mío. Lo hizo Cristo, mi Señor, sufrió, ¿por qué he de quejarme?"
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