sábado, 24 de septiembre de 2016

PADRE CELESTIAL


Mateo 6:26
"Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?"


El pueblo de Dios son doblemente dichosos, porque son su descendencia mediante la creación, y también son sus hijos por la adopción en Cristo. Por lo tanto, tienen el privilegio de llamarlo, "Padre nuestro que estás en los cielos." 


¡Padre! Oh, ¡Qué palabra tan preciosa! Pero tiene autoridad. Aquí está la autoridad: "Si soy yo padre, ¿dónde está mi honra?" Si sois hijos, ¿dónde está su obediencia? Aquí está el afecto mezclado con autoridad; una autoridad que no provoca la rebelión; una obediencia que se demanda con y por amor. La obediencia que los hijos de Dios dan a Él debe ser la obediencia amorosa. No servimos a Dios para satisfacer a un capataz, sino como una forma de manifestar gratitud y amor.

Como padres terrenales nos desvivimos por nuestros hijos, los disfrutamos, les proveemos todo lo que necesitan, los corregimos... Si un padre terrenal cuida de sus hijos con amor y cuidado incesante, ¿cuánto más nuestro Padre celestial?

¡Abba, Padre! El que puede decir esto, tiene mejor música pronunciada de querubines o lo que los serafines puedan alcanzar. No hay nada que no pueda alcanzar o proponerme. Tengo todo lo que necesito desde ahora y hasta la eternidad, tengo a alguien a quien puedo decirle "Padre."

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