Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
sábado, 18 de febrero de 2017
LA CIUDAD PERMANENTE
Hebreos 13:13
"Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio;"
Jesús, llevando su cruz, salió a sufrir por nosotros. La razón del cristiano para abandonar el campo del pecado y de la falsedad del mundo no es porque él ame ser singular, sino porque Jesús lo hizo, y el discípulo debe seguir a su Maestro. Cristo no era "del mundo": su vida y su testimonio eran una constante protesta contra la conformidad del mundo.
De la misma manera, el pueblo de Cristo debe seguir e imitar a su Maestro. Deben tomar su posición como testigos de la verdad. Deben estar preparados para pisar el camino estrecho. Deben tener corazones audaces, leales como el león, amar a Cristo primero, y su verdad a continuación, y a Cristo y su verdad más allá de todo el mundo. Jesús quiere que su pueblo "salga fuera del campamento" para su propia santificación. No puedes crecer en gracia hasta un alto grado mientras estás conforme con el mundo. La vida de separación puede ser un camino de dolor, pero es la carretera de seguridad... Y aunque la vida separada de lo que es "normal" para el mundo puede costarte muchos dolores, y hacer cada día una batalla, es una vida feliz después de todo.
Ninguna alegría puede sobresalir de la del soldado de Cristo: Jesús se revela tan amablemente, y da tal dulce manera, que el guerrero se siente más tranquilo en su lucha diaria que otros en sus horas de descanso. El camino de la santidad es el camino de la comunión. Es así que esperamos ganar la corona si la gracia divina nos permite seguir fielmente a Cristo "fuera del campamento".
La corona de gloria seguirá a la cruz de separación. La vergüenza de un momento será bien recompensada por el honor eterno. Un poco de sufrimiento no parecerá nada cuando estemos "para siempre con el Señor".
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