Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
lunes, 27 de febrero de 2017
PAZ EN LA TORMENTA
Hechos 27:23
"Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo."
La tempestad y la larga oscuridad, junto con un riesgo inminente de naufragio, habían llevado a la tripulación del buque a un triste final. Sólo un hombre entre ellos permaneció perfectamente calmado, y por su palabra el resto se tranquilizó.
Pablo era el único hombre que tenía corazón suficiente para decir: "Señores, tengan buen ánimo". Había veteranos legionarios romanos a bordo y viejos marineros valientes, y sin embargo, un pobre prisionero judío tenía más espíritu que todos. Tenía un amigo secreto que mantuvo su coraje. El Señor Jesús envió un mensajero celestial para susurrar palabras de consuelo al oído de su fiel siervo, por lo tanto, llevaba un rostro resplandeciente, y hablaba como un hombre a gusto.
Querido lector, ¿esta es una hora de angustia en tu vida? Pide ayuda y tranquilidad a ese amigo fiel. Jesús es el ángel del pacto, y si su presencia buscas ahora seriamente, no será negada. Lo que esa presencia trae es alegría a los que lo recuerdan como Pablo hizo esa noche terrible. No sólo le dio tranquilidad a él, sino a los que le rodeaban.
¡Oh mi Dios! En medio de las tinieblas, sacia mi temor, aunque truene fuerte el tempestuoso mar, Tu presencia, Señor, me consolará. Bendito seas por siempre Señor.
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