Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
domingo, 19 de febrero de 2017
TRIUNFAREMOS
Salmos 118:12
"Me rodearon como abejas; se enardecieron como fuego de espinos;
Mas en el nombre de Jehová yo las destruiré."
Nuestro Señor Jesús, por su muerte, no compró un derecho a una parte de nosotros solamente, sino al hombre entero. Contempló en su pasión la santificación de nosotros enteramente, espíritu, alma y cuerpo. Y eso que Él mismo podría reinar de forma suprema sin rival. Es la naturaleza recién nacida que Dios ha dado a los regenerados para afirmar los derechos del Señor Jesucristo. Tu alma, en tanto que eres un hijo de Dios, debe conquistar todo el resto de ti mismo que aún permanece inabarcable. Debes someter todos tus poderes y pasiones al cetro de plata del reino de gracia de Jesús, y nunca debes estar satisfecho hasta que el que es rey por compra se convierte también en rey por coronación y reine en ti supremo.
Viendo, pues, que el pecado no tiene derecho a ninguna parte de nosotros, hacemos una guerra buena y lícita cuando buscamos, en nombre de Dios, expulsarla. "Oh mi cuerpo, tú eres un miembro de Cristo: ¿toleraré tu sujeción al príncipe de las tinieblas?" "Oh, mi alma, Cristo ha sufrido por tus pecados y te ha redimido con su preciosísima sangre: ¿Permitiré que tu recuerdo se convierta en almacén de maldad, o tus pasiones sean tiras de iniquidad?" "¿Debo rendir mi juicio para ser pervertido por error, o mi voluntad de ser conducida en cadenas de iniquidad? No, mi alma, tú eres de Cristo, y el pecado no tiene derecho a ti."
¡Sé valientes en esto, oh Cristiano! No te desalientes, como si tus enemigos espirituales nunca pudieran ser destruidos. Tú eres capaz de superarlos - no en tu propia fuerza - el más débil de ellos sería demasiado para ti; pero puedes cencer a través de la sangre del Cordero.
No preguntes: "¿Cómo los derrotaré, porque son más grandes y más poderosos que yo?" Sino que espera humildemente en Dios, y el poderoso Dios de Jacob seguramente vendrá al rescate, y cantarás victoria por Su gracia.
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