Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
viernes, 5 de enero de 2018
CANTARÉ
Salmos 101:1
"Misericordia y juicio cantaré;
A ti cantaré yo, oh Jehová."
La fe triunfa en el juicio. Cuando la razón es empujada a la prisión interior, con los pies acelerados en las cepas, la fe hace resonar las paredes de la mazmorra con sus alegres notas mientras grita: "Misericordia y juicio cantaré. A ti cantaré yo, oh Jehová". La fe saca la máscara negra del problema y descubre al ángel que está debajo. La fe mira hacia la nube y ve que "Él es grande en misericordia y derramará bendiciones sobre mi cabeza".
La fe ve que en su peor pena no hay nada definitivo; no hay una gota de la ira de Dios en las circunstancias desfavorables que vivimos; todo está enviado en amor. La fe discierne el amor resplandeciente como una joya en el pecho de un Dios enojado. La fe dice de su dolor: "Esto es una insignia de honor, porque el niño debe sentir la vara"; y luego canta el dulce resultado de sus penas, porque trabajan su bien espiritual. La fe dice: "Estas ligeras aflicciones, que son solo por un momento, me dan un peso de gloria mucho más excedente y eterno". Así que la fe cabalga sobre el caballo negro, conquista y conquista, pisoteando la razón y el sentido carnal, y cantando notas de victoria en medio de la refriega.
"Todo lo que encuentro me ayuda en mi camino al gozo celestial: donde, aunque las pruebas ahora me asisten, las pruebas nunca más molestan." No importa qué tan dura sea la situación que vivamos, la fe nos invita a cantar de su amor y su misericordia.
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