Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
sábado, 20 de enero de 2018
¡POR LA ESPADA DE JEHOVÁ Y DE GEDEÓN!
Jueces 7:20
"Y los tres escuadrones tocaron las trompetas, y quebrando los cántaros tomaron en la mano izquierda las teas, y en la derecha las trompetas con que tocaban, y gritaron: ¡Por la espada de Jehová y de Gedeón!"
Gedeón ordenó a sus hombres que hicieran algunas cosas: cubrir una linterna en un cántaro de barro a una señal señalada, romper el cántaro y dejar que la luz brillara, y luego tocar la trompeta, gritando: "¡La espada del Señor, y de Gedeón, la espada del Señor y de Gedeón! Esto es precisamente lo que todos los cristianos deben hacer. Primero, debes brillar; rompe la jarra que oculta tu luz; tira a un lado el cántaro que ha estado ocultando tu vela y brilla.
Deja que tu luz brille ante los hombres; que tus buenas obras sean tales, que cuando los hombres te miren, sepan que has estado con Jesús. Luego debe de escucharse el sonido, el sonido de la trompeta. Debe haber esfuerzos activos para la recolección de los pecadores mediante la proclamación de Cristo crucificado. Lleva el evangelio a ellos; llévalo a su puerta; ponlo en su camino; no permitas que escapen; toca la trompeta contra sus orejas. Recuerda que el verdadero grito de guerra de la Iglesia es la consigna de Gedeón: "¡La espada del Señor y de Gedeón!" Dios debe hacerlo, es su propio trabajo. Pero no debemos estar ociosos; la instrumentalidad debe ser utilizada: "¡La espada del Señor y de Gedeón!" Si solo lloramos, "¡La espada del Señor!" seremos culpables de una presunción ociosa; y si gritamos, "¡La espada de Gedeón!" solo, manifestaremos dependencia idólatra en un brazo de carne: debemos mezclar los dos en armonía práctica, "¡La espada del Señor y de Gedeón!"
No podemos hacer nada por nosotros mismos, pero podemos hacer todo con la ayuda de nuestro Dios; por lo tanto, en su nombre decidamos salir personalmente y servir con nuestra antorcha encendida de santo ejemplo, y con nuestras trompetas de ferviente declaración y testimonio, y Dios estará con nosotros, y los madianitas serán confundidos, y el Señor de los ejércitos reinará por los siglos de los siglos.
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