Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
jueves, 25 de enero de 2018
CUANDO MI CORAZÓN DESMAYARE...
Salmos 61:2
"Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare.
Llévame a la roca que es más alta que yo..."
La mayoría de nosotros sabe lo que es sentirse abrumado de corazón; vaciado como cuando un hombre limpia un plato y lo gira boca abajo; sumergidos y lanzados en picada como un barco dominado por la tormenta. Los descubrimientos de la corrupción interna harán esto, si el Señor permite que la gran profundidad de nuestra depravación se convierta en un desastre y arroje barro y tierra. Las decepciones y las rupturas harán esto cuando una ola tras otra caiga sobre nosotros, y seamos como una concha rota lanzada de un lado a otro por las olas.
Bendito sea Dios, que permite que en tales temporadas estemos sin un solaz suficiente, porque nos damos cuenta que nuestro Dios es el puerto, el hospicio de los peregrinos desamparados, el refugio. Más alto que nosotros es Él, su misericordia más alta que nuestros pecados, su amor más elevado que nuestros pensamientos. Es lamentable ver a los hombres poniendo su confianza en algo más bajo que ellos mismos; pero nuestra confianza está puesta en un Señor sumamente excelso y glorioso. Es una Roca, ya que Él no cambia, y una Roca alta, porque las tempestades que nos abruman se deslizan a sus pies; Él no está perturbado por ellas, sino que las gobierna a su voluntad. Si nos refugiamos bajo esta alta roca, podremos desafiar al huracán; todo está en calma al abrigo de ese imponente acantilado.
Oh Señor, nuestro Dios, por tu Espíritu Santo, enséñanos el camino de la fe, guíanos a tu descanso. El viento nos lleva al mar, el timón responde no a nuestra pequeña mano; Tú, Tú solo puedes guiarnos entre estas rocas hundidas, contigo estamos a salvo en el refugio justo. Cuán dependientes somos de ti, necesitamos que nos traigas a ti. Ser sabiamente dirigidos y conducidos a la seguridad y la paz es tu don, solo tuyo. Ten misericordia y sálvanos, en el nombre de Jesús, amén.
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