Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
viernes, 23 de febrero de 2018
CARGAS
Números 11:11
"Y dijo Moisés a Jehová: ¿Por qué has hecho mal a tu siervo? ¿y por qué no he hallado gracia en tus ojos, que has puesto la carga de todo este pueblo sobre mí?"
Nuestro Padre celestial permite frecuentes problemas para ir forjando nuestro carácter y nuestra fe. Si nuestra fe vale algo, resistirá la prueba. El papel le teme al fuego, pero el oro no: la imitación de gema teme ser tocada por el diamante, pero la verdadera joya no teme ninguna prueba. Es una fe pobre la que solo puede confiar en Dios cuando los amigos son verdaderos, el cuerpo está lleno de salud y el negocio es rentable; pero esa es la fe verdadera que se sostiene por la fidelidad del Señor cuando los amigos se han ido, cuando el cuerpo está enfermo, cuando los espíritus están deprimidos, y la luz del semblante de nuestro Padre está escondida.
Una fe que puede decir, en los problemas más difíciles, "aunque no lo vea, aún confiaré en Él", es una fe nacida del cielo. El Señor permite el sufrimiento a sus siervos para mostrar luego su favor y para acrecentar nuestra fe. Porque "la tribulación produce paciencia", el Señor es honrado por estas virtudes crecientes. Nunca podríamos saber la música del arpa si las cuerdas no se presionaran; ni disfrutar del jugo de la uva si no fuera pisado en la prensa de vino; ni podriamos descubrir el dulce perfume de la canela si no fuera presionada y batida; ni sentir el calor del fuego si las brasas no se consumieron por completo.
Las aflicciones actuales tienden también a aumentar la alegría futura. Debe haber sombras en la imagen para resaltar la belleza de las luces. ¿Podríamos ser tan supremamente bendecidos en el cielo si no hubiéramos conocido la maldición del pecado y el dolor de la tierra? ¿No será la paz más dulce después del conflicto y el descanso será más bienvenido después del trabajo? ¿El recuerdo de los sufrimientos pasados no mejorará la dicha de los glorificados?
Hay muchas otras respuestas cómodas a la pregunta con la que abrimos nuestra breve meditación, reflexionemos sobre ella todo el día.
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