miércoles, 7 de febrero de 2018

LEPROSO LIMPIO



Levítico 13:13
"Entonces éste le reconocerá; y si la lepra hubiere cubierto todo su cuerpo, declarará limpio al llagado; toda ella se ha vuelto blanca, y él es limpio."


Aunque parezca extraño, esta regulación aparece, y había sabiduría en ella, ya que el descarte de la enfermedad se hacía cuando la lepra hubiera cubierto todo el cuerpo. Este día puede ser bueno para nosotros ver la enseñanza típica de una regla tan singular. Nosotros también somos leprosos y podemos leer la ley del leproso según nos sea aplicable. Cuando un hombre se ve completamente perdido y arruinado, cubierto por la corrupción del pecado, y ninguna parte libre de contaminación; cuando renuncia a toda justicia propia y se declara culpable ante el Señor, entonces está limpio a través de la sangre de Jesús y la gracia de Dios. 


La iniquidad escondida, no sentida, no confesada es la verdadera lepra, pero cuando el pecado es visto y sentido ha recibido su golpe mortal, y el Señor mira con ojos de misericordia al alma afligida y que acude a Él. Nada es más mortal que la autojustificación, o más esperanzador que la contrición. Debemos confesar que no somos "nada más que pecado", ya que de no ser así toda confesión será parcial y prácticamente inútil, por otro lado, si el Espíritu Santo actúa con nosotros, convenciéndonos del pecado, no habrá dificultad para hacer tal reconocimiento - brotará espontáneamente de nuestros labios. ¡Qué consuelo proporciona este texto a aquellos bajo un profundo sentido de pecado! 

El pecado llorado y confesado, por muy negro y sucio que sea, nunca apartará a un hombre del Señor Jesús. Cualquiera que viene a Él, de ninguna manera se le echará fuera. Aunque deshonesto como el ladrón, aunque impúdico como la mujer que era pecadora, aunque feroz como Saulo de Tarso, aunque cruel como Manasés, aunque rebelde como el pródigo, el gran corazón de amor mirará al hombre que se siente sin tener solidez en Él, y lo declarará limpio, cuando confíe en Jesús crucificado. 

Ven a Él, entonces, pobre pecador lleno de pesadas cargas, ven necesitado, ven culpable, ven desnudo. No puedes venir sintiéndote limpio o correcto, ven tal como eres.

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