Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
domingo, 25 de febrero de 2018
ECHAR LAS REDES
Lucas 5:4
"Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar."
Aprendemos de esta narración, la necesidad de las labores humanas. La cantidad de peces fue milagrosa, pero ni el pescador, ni su bote, ni sus aparejos de pesca fueron ignorados; todos fueron utilizados para hacer el milagro. Entonces en la salvación de las almas, Dios obra por medios; y mientras el presente estado de la gracia permanezca, Dios se complacerá con la herramienta de la predicación para salvar a los que creen. Cuando Dios trabaja sin instrumentos, sin duda es glorificado; pero Él mismo ha elegido utilizarnos para glorificarse por medio de nuestros actos, de la evangalización que hacemos.
Los medios por sí mismos son completamente inútiles. "Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada". ¿Cuál fue el motivo de esto? ¿No eran pescadores que realizaban su vocación especial? Verdaderamente, no eran manos torpes; ellos entendían el trabajo. ¿Habían ido a hacer el trabajo sin habilidad? No. ¿Les había faltado materiales? No, ellos habían trabajado duro. ¿Les había faltado perseverancia? No, habían trabajado toda la noche. ¿Había una deficiencia de peces en el mar? Ciertamente no, porque tan pronto como llegó el Maestro, nadaban a la red en cardúmenes. ¿Cuál es, entonces, la razón?
"Sin Él no podemos hacer nada". Pero con Cristo podemos hacer todas las cosas. La presencia de Cristo confiere éxito. Jesús se sentó en el bote de Pedro, y su voluntad, por una influencia misteriosa, atrajo a los peces hacia la red. Cuando Jesús es levantado en su Iglesia, su presencia es el poder de la Iglesia; el grito de un rey está en medio de ella. "Yo, cuando sea levantado, atraeré a todos los hombres hacia mí". Salgamos esta mañana en nuestro trabajo de pesca del alma, mirando hacia arriba en la fe, y alrededor de nosotros con solemne ansiedad.
Trabajemos hasta que llegue la noche, y no trabajaremos en vano, porque el que nos pida que echemos la red, la llenará de peces.
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