Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
martes, 31 de julio de 2018
EL POSTRER ADÁN
1 Corintios 15:45
"Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante."
Jesús es el jefe federal de sus elegidos. Como en Adán, todo heredero de carne y hueso tiene un interés personal, porque él es el cabeza del pacto y representante de la raza según lo considerado bajo la ley de las obras; así que bajo la ley de la gracia, cada alma redimida es una con el Señor desde el cielo, ya que Él es el Segundo Adán, el Patrocinador y Sustituto de los elegidos en el nuevo pacto de amor.
El apóstol Pablo declara que Leví estaba en los lomos de Abraham cuando Melquisedec se encontró con él: es una cierta verdad que el creyente estaba en los lomos de Jesucristo, el Mediador, cuando en la vieja eternidad se decretaron, ratificaron los acuerdos del pacto de la gracia, y se aseguró para siempre todo lo que Cristo ha hecho, y lo que Él ha forjado para todo el cuerpo de su Iglesia. Fuimos crucificados en Él y sepultados con Él (lea Col. 2: 10-13), y para hacerlo todavía más maravilloso, hemos resucitado con Él y hasta hemos subido con Él a los asientos en lo alto (Efesios 2:6) .
Es así como la Iglesia ha cumplido la ley y es "aceptada en el amado". Es así como el justo Jehová la contempla con complacencia, porque la ve en Jesús y no la considera separada de su cabeza de pacto. Como el Redentor Ungido de Israel, Cristo Jesús no tiene nada distinto de su Iglesia, pero todo lo que tiene la tiene para ella. La justicia de Adán fue nuestra siempre y cuando la mantuviera, y su pecado fue nuestro en el momento en que lo cometió; y de la misma manera, todo lo que el Segundo Adán es o hace, es tanto nuestro como suyo, viendo que Él es nuestro representante.
Aquí está el fundamento del pacto de gracia. Este gracioso sistema de representación y sustitución, que movió a Justino mártir a gritar: "¡Oh bendito cambio, oh dulce permutación!" este es el fundamento del evangelio de nuestra salvación, y debe ser recibido con fe fuerte y gozo inmenso.
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