lunes, 9 de julio de 2018

ORFA Y RUT



Rut 1:14
"Y ellas alzaron otra vez su voz y lloraron; y Orfa besó a su suegra, mas Rut se quedó con ella."


Ambos tenían afecto por Noemí y, por lo tanto, partieron con ella a su regreso a la tierra de Judá. Pero llegó la hora de la prueba; Naomi, de manera desinteresada, colocó delante de cada una de ellos las pruebas que les esperaban, y les ordenó que si se preocupaban por la comodidad y el alivio volvieran a sus amigos moabitas. 


Al principio, las dos declararon que tendrían suerte con el pueblo del Señor; pero después de una consideración más profunda, Orfa con mucho dolor y un beso respetuoso dejó a su suegra, a su pueblo y a su Dios, y regresó con sus amigos idólatras, mientras que Rut con todo su corazón se entregó al Dios de su suegra. Una cosa es amar los caminos del Señor cuando todo es justo, y otra muy distinta unirse a ellos bajo todos los desalientos y dificultades. El beso de la profesión externa es muy barato y fácil, pero la adhesión práctica al Señor, que debe manifestarse en la santa decisión de la verdad y la santidad, no es un asunto tan pequeño. 

¿Cómo es nuestro caso? ¿Está nuestro corazón fijo en Jesús? ¿Está el sacrificio atado con cuerdas a los cuernos del altar? ¿Hemos evaluado el costo y estamos solemnemente dispuestos a sufrir todas las pérdidas mundanas por el bien del Maestro? La ganancia posterior será una recompensa abundante, ya que los tesoros de Egipto no se pueden comparar con la gloria que se revelará. Ya no se oye hablar de Orfa; en gloriosa facilidad y placer idolátrico, su vida se funde en la penumbra de la muerte; pero Rut vive en la historia y en el cielo, porque la gracia la ha colocado en la línea noble de donde surgió el Rey de reyes. Bienaventuradas las mujeres, aquellas que por amor a Cristo pueden renunciar a todo; pero olvidados y peor que olvidados serán aquellos que en la hora de la tentación violen la conciencia y regresen al mundo. 

Que este día no nos contentemos con la forma de devoción, que no puede ser mejor que el beso de Orfa, sino que el Espíritu Santo obre en nosotros una división de todo nuestro corazón a nuestro Señor Jesús.

No hay comentarios:

Publicar un comentario