miércoles, 11 de julio de 2018

VEN



Mateo 11:28
"Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar."


Una palabra clave en el cristianismo: "Ven". La ley judía dijo con dureza: "Ve, presta atención a tus pasos en cuanto al camino por el que caminarás. Rompe los mandamientos, y perecerás, guárdalo y vivirás". La ley era una dispensa de terror, que impulsaba a los hombres como un azote; el evangelio dibuja con bandas de amor. Jesús es el buen Pastor yendo delante de sus ovejas, pidiéndoles que lo sigan, y siempre guiándolas hacia adelante con la dulce palabra: "Ven". La ley repele, el evangelio atrae. 


La ley muestra la distancia que hay entre Dios y el hombre; el evangelio une ese espantoso abismo, y atrae al pecador a través de él.

Desde el primer momento de tu vida espiritual hasta que seas conducido a la gloria, el lenguaje de Cristo para ti será: "Ven, ven a mí". Cuando una madre extiende su dedo a su pequeño hijo y lo hace caminar diciendo: "Ven", así lo hace Jesús. Él siempre estará delante de ti, pidiéndote que lo sigas mientras el soldado sigue a su capitán. Él siempre irá delante de ti para allanar tu camino, y despejará tu camino, y oirás su voz animada llamándote a lo largo de toda la vida; mientras que en la hora solemne de la muerte, sus dulces palabras con las cuales Él nos guiará al mundo celestial serán: "Vengan, benditos de mi Padre".


No, además, este no es solo el grito de Cristo para ti, sino que, si eres un creyente, este es tu grito a Cristo: "¡Ven! ¡Ven!" Estarás anhelando su segundo advenimiento; estarás diciendo: "Ven pronto, ven, Señor Jesús". Estarás jadeando por una comunión cada vez más cercana con Él. Como su voz para ti es "Ven", tu respuesta a Él será: "Ven, Señor, y quédate conmigo, ven y ocupa solo el trono de mi corazón, reina allí sin rival, y conságrame por completo a tu Servicio."

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