martes, 10 de julio de 2018

SOBRE ZAFIRO



Isaías 54:11
"Pobrecita, fatigada con tempestad, sin consuelo; he aquí que yo cimentaré tus piedras sobre carbunclo, y sobre zafiros te fundaré."


No solo lo que se ve de la iglesia de Dios, sino lo que no se ve, es justo y precioso. Las fundaciones están fuera de la vista, y mientras sean firmes no se espera que sean valiosas; pero en el trabajo de Jehová todo es una pieza, nada es sin significado. Los fundamentos profundos de la obra de la gracia son como zafiros para la preciosidad, ninguna mente humana es capaz de medir su gloria. Construimos sobre el pacto de la gracia, que es más firme que inflexible, y tan duradero como joyas sobre las cuales la edad se gasta en vano. 


Los cimientos de zafiro son eternos, y el pacto permanece durante toda la vida del Todopoderoso. Otro fundamento es la persona del Señor Jesús, que es clara e inmaculada, eterna y hermosa como el zafiro; mezclando en uno el azul profundo del océano siempre ondulado de la tierra y el azul de su cielo que lo abarca todo. Alguna vez nuestro Señor pudo haber sido comparado con el rubí mientras estaba cubierto con su propia sangre, pero ahora lo vemos radiante con el suave azul del amor, el amor abundante, profundo, eterno. Nuestras esperanzas eternas se basan en la justicia y la fidelidad de Dios, que son claras y sin nubes como el zafiro. 

No somos salvados por compromiso, o por una ley suspendiendo sus operaciones; no, desafiamos el ojo del águila para detectar un defecto en la base de nuestra confianza: nuestra base es de zafiro, y soportaremos el fuego.

El Señor mismo ha sentado las bases de las esperanzas de su pueblo. Es una cuestión de investigación profunda si nuestras esperanzas se basan allí. Las buenas obras y las ceremonias no son una base de zafiros, sino de madera, heno y rastrojo; ni son puestos por Dios, sino por nuestra propia vanidad. Todos los fundamentos serán probados por mucho tiempo: ¡ay de aquel cuya alta torre caerá con estrépito, porque está basada en arenas movedizas! 


Aquel que está construido sobre zafiros puede aguardar la tormenta o disparar con ecuanimidad, porque él soportará la prueba. ¡Así sea en nuestra vida!

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