Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
miércoles, 25 de julio de 2018
EN LA MESA CON ÉL
Lucas 14:10
"Mas cuando fueres convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba; entonces tendrás gloria delante de los que se sientan contigo a la mesa."
Cuando la vida de gracia comienza en el alma, nos acercamos a Dios, pero es con gran temor y temblor. El alma consciente de la culpa, e intimidada por eso, con timidez sincera, toma la habitación más baja.
Pero, después de que la vida va avanzando, el cristiano crece en gracia, aunque nunca olvidará la solemnidad de su posición, y nunca perderá ese temor sagrado que debe abarcar a un hombre lleno de gracia cuando está en la presencia del Dios que puede crear o puede destruir; sin embargo, su miedo ha perdido todo su terror; se convierte en una santa reverencia, y no más un terror que eclipsa. Él es llamado más alto, a un mayor acceso a Dios en Cristo Jesús. Entonces el hombre de Dios, caminando en medio de los esplendores de la Deidad, y velando su rostro como los querubines gloriosos, con esas alas gemelas, la sangre y la justicia de Jesucristo, se acercarán al trono con reverencia y reverencia en espíritu; y viendo allí a un Dios de amor, de bondad y de misericordia, se dará cuenta más bien del carácter del pacto de Dios que su Deidad absoluta.
Él verá en Dios más bien su bondad que su grandeza, y más de su amor que de su majestad. Entonces, el alma, inclinándose aún tan humildemente como antes, disfrutará de una libertad más sagrada de intercesión; porque mientras se postra ante la gloria del Dios infinito, será sostenida por la refrescante conciencia de estar en la presencia de la misericordia infinita y del amor infinito, y por la realización de la aceptación "en el Amado". Por lo tanto, se le pide al creyente que suba más alto, y se le permite ejercer el privilegio de regocijarse en Dios y acercarse a él con santa confianza, diciendo: "Abba, Padre".
Así que podemos ir de fuerza en fortaleza, y crecer diariamente en gracia, hasta que en Su imagen criada en extensión, le veamos cara a cara.
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