1 Reyes 9:3
"«He oído la oración y la súplica que me has hecho. Consagro este templo que tú has construido para que yo habite en él por siempre. Mis ojos y mi corazón siempre estarán allí."
¿Cómo reacciona Dios ante la construcción del templo? En el versículo anterior podemos ver que Dios está complacido con la construcción del templo y lo consagra con su presencia. Afirma que sus ojos y su corazón siempre estarán allí.
En estos tiempos, nuestros cuerpos son los templos del Espíritu Santo. Y Dios se complace en habitar esa morada en nuestro corazón, pero para ello debe existir un ambiente adecuado de consagración. Él no puede habitar un corazón donde exista odio, rencor, falta de perdón, infidelidad, etc.
Así que el día de hoy hagamos el firme propósito de proveerle al Espíritu de Dios un lugar habitable. Donde pueda reposar y pueda manifestar su presencia. No dejemos que almacenemos pecado que evite que Dios quiera y pueda habitar en nuestro corazón.
Oración: Padre, quiero ser morada de tu Espíritu Santo. Habita en mi corazón, vive dentro de mi. Me arrepiento de todo lo que pueda provocar que no puedas habitar en mi. Bendito seas por siempre. Amén.
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