1 Reyes 11:29-39
"Un día en que Jeroboán salía de Jerusalén, se encontró en el camino con el profeta Ahías de Siló, quien llevaba puesto un manto nuevo. Los dos estaban solos en el campo.
Entonces Ahías tomó el manto nuevo que llevaba puesto y, rasgándolo en doce pedazos, le dijo a Jeroboán: «Toma diez pedazos para ti, porque así dice el Señor, Dios de Israel: “Ahora voy a arrancarle de la mano a Salomón el reino, y a ti te voy a dar diez tribus.
A él le dejaré una sola tribu, y esto por consideración a mi siervo David y a Jerusalén, la ciudad que he escogido entre todas las tribus de Israel.
Voy a hacerlo así porque él me ha abandonado y adora a Astarté, diosa de los sidonios, a Quemós, dios de los moabitas, y a Moloc, dios de los amonitas. Salomón no ha seguido mis caminos; no ha hecho lo que me agrada, ni ha cumplido mis decretos y leyes como lo hizo David, su padre."
Salomón no sirve a Dios de todo corazón. ¿Cuál es el juicio por el pecado de Salomón? Dios le quitará el Reino. Sólo le dejará una parte por consideración a la promesa que le hizo a su padre David, pero por los actos irresponsables e infieles de Salomón, le costará caro.
Debemos ser cuidadosos con lo que Dios ha puesto en nuestras manos. Si bien por la obediencia de nuestros Padres puede que no quedemos sin nada, sí puede ser demasiado triste y doloroso que sepamos que hemos herido y decepcionado a Dios. Tratemos de no llegar a ese extremo. Revisemos nuestros actos, examinemos nuestro corazón y procuremos estar a cuentas con Dios. Si hay algo dentro que pueda estar en contra de su voluntad, rindámoslo a Él. Demos la vuelta y volvamos a Sus Caminos.
Oración: Padre, vengo a rendir mi corazón. No quiero perder nada de lo que quieres darme. No quiero que dividas las bendiciones que tienes planeadas para mi. Me rindo completamente a ti y te pido que me mantengas fiel a ti. En el nombre de Jesús, amén.
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