Levítico 23:22
"»Cuando llegue el tiempo de la cosecha, no sieguen hasta el último rincón del campo ni recojan todas las espigas que queden de la mies. Déjenlas para los pobres y los extranjeros. Yo soy el Señor su Dios»."
Empezamos a estudiar la historia de Rut. Aprovechando esta ley, nos damos cuenta que el espíritu de los mandatos de Dios siempre ha sido el mismo: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. Cada una de las decisiones que tomamos en nuestra vida debería ser apegado a estos principios, se viviría mejor así.
Y debido a esa Ley a la que Rut se apega para tener algo que comer, es que conoce a su futuro esposo Booz. Ellos llegarían a ser abuelos del Rey David. ¡Qué maravilloso es Dios que puede hacer algo increíble con las personas a las que la sociedad ha marginado! Deberíamos de hacer lo mismo. Tratar a todos con respeto, con dignidad. No importando si es un importante gerente de una empresa multinacional o es la persona que recolecta la basura en nuestros barrios. Todos merecen el mismo respeto. Cristo vino a dejar claro que no vino a discriminar a nadie, y nosotros debiéramos hacer lo mismo.
Oración: Señor, ayúdame a ver con tus ojos. A tratar a todos por igual, porque es el espíritu de tu ley. Que pueda tratar con respeto y educación a todos, sin importar sus creencias, educación o estrato social. Que así sea, en el nombre de Jesús, amén.
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