Salmo 13.6
"Te canto, Señor, por el bien que me has hecho."
Dios jamás ha quitado sus ojos de ti. Ni siquiera por un milisegundo. Él siempre está cerca.
Vive para escuchar el latido de tu corazón. Adora escuchar tus oraciones. Moriría por tus pecados antes que dejarte morir en pecado, y así lo ha hecho.
¿Qué puedes hacer tú con semejante Salvador?
¿No le cantarás?
¿No declararás, confesarás, y proclamarás su nombre?
¿No doblarás la rodilla, inclinarás la cabeza, trabajarás con tus manos, darás de comer al pobre, y le ofrecerás tus dones adorándole?
Claro que lo harás.
Adora a Dios. Apláudele con fuerza y a menudo. Por tu bien, tú lo necesitas.
Y porque Él lo merece.
Extracto del libro "Cura para la vida común"
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