miércoles, 26 de marzo de 2014

PREOCUPACIÓN QUE NO VALE LA PENA


Salmo 37.25
"Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan."

Como humanos, tendemos a preocuparnos. Nos preocupamos de cuestiones financieras, escolares y legales. Nos preocupamos de que no vayamos a tener dinero suficiente, y cuando lo tenemos nos preocupamos de que no vayamos a administrarlo bien.

Nos preocupamos de que el mundo se acabe antes de que expire el tiempo en el reloj del estacionamiento. Nos preocupamos de lo que el perro piense si nos ve salir de la ducha. Nos preocupamos de que algún día nos enteremos de que las dietas que hacemos actualmente realmente no funcionen y al final de cuentas engordaban.

Sinceramente, ¿te salvó Dios para que te preocuparas? ¿Te enseñó a caminar solo para verte caer? ¿Se dejaría clavar en la cruz por tus pecados para después desatender tus oraciones? Vamos, ¡No es así!. ¿Se burla de nosotros la Biblia cuando dice: «A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos» (Salmo 91.11)? No es así, ¿verdad? Tú no crees que sea así.

Yo tampoco lo creo. Creo que Dios nos salvó para que viviésemos confiados en Él y en su providencia. Nos salvó para darnos Paz. Nos salvó para vernos... felices junto a Él.

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