Mateo 20.28
«Recuerden que yo, el Hijo del hombre, no vine para que me sirvan, sino para servir y dar mi vida
en rescate de muchos.»
Cuando era niño, leí una fábula rusa acerca de un señor y un siervo que se fueron de viaje a una ciudad. He olvidado muchos detalles, pero recuerdo el final.
Antes que los dos hombres pudieran llegar a su destino los envolvió una ventisca que cegaba. Perdieron la dirección y fueron incapaces de arribar a la ciudad antes de la caída de la noche.
A la mañana siguiente, amigos preocupados fueron en busca de los dos hombres.Al fin encontraron al señor, congelado, boca abajo en la nieve. Cuando lo levantaron, encontraron debajo de él al siervo, frío pero vivo.
El siervo sobrevivió y contó cómo el señor se había colocado de forma voluntaria encima de él para que pudiera vivir.Yo no había pensado en esa historia en muchos años. Pero cuando leí lo que Cristo dijo que haría por nosotros, recordé la historia… porque Jesucristo es el Señor que murió por sus siervos.
Extracto del libro "Y los ángeles guardaron silencio"
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