Salmo 120:2
"Libra mi alma, oh Dios, del labio mentiroso, y de la lengua fraudulenta"
Hay muchas maneras de mentir. Algunas personas que se enorgullecen de no decir nunca nada falso se sorprenderían si empezaran a contar la cantidad de mentiras que cantan todos los domingos en la iglesia.
Hace muchos años, leí un artículo anónimo que decía: -Cantamos "¡Oh cuán gratas son las horas cuando yo me acerco a ti!", y después nos contentamos con unos 10 o 15 minutos de intercesión diaria. Cantamos "Firmes y adelante", pero esperamos a que se nos arrastre y se nos reclute para servir a Dios. Cantamos "Nunca Dios mío cesará mi labio de bendecirte", y luego no usamos los que tenemos para glorificar a Dios. Cantamos con mucho entusiasmo "Lluvias de bendición grande" cuando sale el sol y hay buen clima, pero si el Señor envía algunos chaparrones literales, se nos hace imposible ir a la iglesia porque está lloviendo. Cantamos "Y los fuertes eslabones, simpatía y comunión, unen ya los corazones", y después dejamos que la más mínima ofensa afecta ese amor. Cantamos "Anhelo trabajar por el Señor", y nos quejamos constantemente de todo lo que tenemos que hacer-.
Recuerda, las mentiras son mentiras ya sea que las digamos o que las cantemos. La próxima vez que alabes a Dios, asegúrate de que las palabras que salen de tu boca sean sinceras.
¡No cantes mentiras!
Hay muchas maneras de mentir. Algunas personas que se enorgullecen de no decir nunca nada falso se sorprenderían si empezaran a contar la cantidad de mentiras que cantan todos los domingos en la iglesia.
Hace muchos años, leí un artículo anónimo que decía: -Cantamos "¡Oh cuán gratas son las horas cuando yo me acerco a ti!", y después nos contentamos con unos 10 o 15 minutos de intercesión diaria. Cantamos "Firmes y adelante", pero esperamos a que se nos arrastre y se nos reclute para servir a Dios. Cantamos "Nunca Dios mío cesará mi labio de bendecirte", y luego no usamos los que tenemos para glorificar a Dios. Cantamos con mucho entusiasmo "Lluvias de bendición grande" cuando sale el sol y hay buen clima, pero si el Señor envía algunos chaparrones literales, se nos hace imposible ir a la iglesia porque está lloviendo. Cantamos "Y los fuertes eslabones, simpatía y comunión, unen ya los corazones", y después dejamos que la más mínima ofensa afecta ese amor. Cantamos "Anhelo trabajar por el Señor", y nos quejamos constantemente de todo lo que tenemos que hacer-.
Recuerda, las mentiras son mentiras ya sea que las digamos o que las cantemos. La próxima vez que alabes a Dios, asegúrate de que las palabras que salen de tu boca sean sinceras.
¡No cantes mentiras!
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