lunes, 8 de febrero de 2016

DERRIBANDO OBSTÁCULOS QUE DETIENEN EL AMOR DE DIOS



Marcos 2:15-16
"Sucedió que, estando Jesús a la mesa en casa de Leví, muchos recaudadores de impuestos y pecadores se sentaron con él y sus discípulos, pues ya eran muchos los que lo seguían.
Cuando los maestros de la ley, que eran fariseos, vieron con quién comía, les preguntaron a sus discípulos:
—¿Y éste come con recaudadores de impuestos y con pecadores?"

 
Jesús constantemente iba más allá de las fronteras sociales con el fin de llegar a las personas que necesitan de la gracia y el perdón de Dios. Al llamar a Mateo, un recaudador de impuestos, al seguirle y luego cenar con un grupo de recaudadores de impuestos, Jesús incurrió en la desaprobación de las instituciones religiosas de ese tiempo.

Los recaudadores de impuestos a menudo se ganaban la vida en forma deshonesta (Zaqueo en Lucas 19: 8). Como tales, eran despreciados ya menudo clasificados como "pecadores" (Mateo 9: 10-11).

Los líderes religiosos no estaban molestos de que Jesús estuviera teniendo una comida, sino que desaprobaban a las personas con las que Jesús estaba comiendo. En la costumbre del primer siglo, comer con una persona era más que simple asociación. Indicaba la aceptación y el reconocimiento de la persona con la que se estaba comiendo. Al tener la cena con los recaudadores de impuestos, Jesús se identificó con los 'pecadores'. Este acto enfureció a los fariseos. Debido a sus prejuicios contra los recaudadores de impuestos, los fariseos no pudieron verlos como personas necesitadas de amor y perdón de Dios.

En nuestros países latinoamericanos, muchos de nosotros vivimos en comunidades multiétnicas y multirreligiosas. Hemos erigido muros de la discriminación social, los prejuicios étnicos y las fronteras religiosas que nos separan. Estos muros deben ser demolidos antes de que el Evangelio de Cristo pueda ser proclamado con eficacia.

Que Dios nos perdone por la construcción de muros que nos separan de la gente en nuestro vecindario.
Oremos por las personas cercanas a nosotros que nunca han sido alcanzadas por el amor de Dios, como resultado de los muros que nos separan.
 
¿Cuáles podrían ser algunos muros que hemos levantado que nos impiden llegar a los necesitados del amor de Dios, el perdón y la salvación? Al identificarlos, podemos derrumbarlos y no permitir que sigan siendo obstáculos.

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