lunes, 1 de febrero de 2016

ESPERAR EN ÉL



Génesis 12:1-2
"El Señor le dijo a Abram: «Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré.
»Haré de ti una nación grande,
    y te bendeciré;
haré famoso tu nombre,
    y serás una bendición."


Dos hombres comenzaron un viaje de Ur en Mesopotamia. Taré fue el líder, pero Abram tenía las instrucciones de Dios (Hechos 7: 2-4). Para Taré, el destino era Canaán. Confiadamente, Abram simplemente lo llamó "la tierra que Dios me va a mostrar". Taré renunció a mitad de camino y se estableció en Jarán. Abram siguió adelante: Tenía una promesa de Dios.

La experiencia de Abram retrata las luchas de muchos cristianos hoy en día. Tienen una promesa de Dios, pero pasan los años y no se ve nada claro. Hoy, leemos en un par de hojas lo que llevó más de 24 años. Debió ser complicado para Abram pero finalmente Dios no se olvidó de él.

Esperar sin renunciar a la visión es muy difícil. Muchos hubieran se hubieran puesto demasiado cómodos para seguir adelante. Pero estos años de espera no tienen por qué ser desperdiciados. Abram los convirtió en los años de crecimiento. Cuando el tiempo finalmente llegó, su fe era fuerte y firme. Al llegar a la Tierra Prometida, adoró y se dedicó al servicio eterno para el Dios al que podía al fin obedecer libremente.

¿Dónde estamos ahora, en nuestro camino de fe y obediencia? No nos desanimemos en nuestro andar cristiano, ¡Sigamos adelante, con fe! Esperemos en Dios.


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