Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
lunes, 22 de febrero de 2016
OÍD ESTO, PUEBLOS TODOS
Salmos 49:1-2
"Oíd esto, pueblos todos;
Escuchad, habitantes todos del mundo,
sí los plebeyos como los nobles,
El rico y el pobre juntamente."
Este salmo ofrece palabras de sabiduría para ricos y pobres por igual. Menciona algunos puntos:
a) La muerte nos llega a todos.
Que no haya preocupaciones sin sentido sobre la muerte, sino un humilde reconocimiento de que nuestros días están contados. Las riquezas de un hombre no le pueden comprar la inmortalidad. No importa cuánto dinero ni cómo seamos, algún día habremos de partir de esta tierra.
b) Las riquezas quedan atrás
Los ricos dejan a otros sus riquezas y sus tumbas serán la prueba de que nada nos llevamos. Las lápidas pueden contar cuánto dinero tenían, pero no servirá para nada más.
c) La alabanza de los hombres es pasajera
Los ricos pueden deleitarse con sus bendiciones materiales y disfrutar la alabanza de los hombres. Pueden fomentar planes grandiosos. Pero nuestros tiempos están en las manos de Dios. Ver Lucas 12 para leer la parábola del rico necio, una lección impartida por el mismo Jesús sobre este tema.
Este salmo se atribuye a un miembro de la familia levita. Los levitas no iban a tener ninguna parte ni heredad entre sus hermanos. El Señor era su heredad (Deuteronomio 18:1,3). Dios es verdaderamente fiel y proveedor de todos los que le sirven. Las riquezas no pueden comprar la vida - nadie puede redimir la vida de otro. El rescate de una vida es costoso, ningún pago es suficiente siempre.
Alabado sea Dios que Su Hijo ha comprado nuestra salvación con su sacrificio en la cruz. Ahora los que creemos en Él también podemos decir: "Pero Dios redimirá mi vida del sepulcro". Es lo único que nos podemos llevar de esta tierra: La Salvación de parte de Él.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario