jueves, 11 de febrero de 2016

INCOMPRENDIDO POR SU FAMILIA



Marcos 3:20-21
"Luego entró en una casa, y de nuevo se aglomeró tanta gente que ni siquiera podían comer él y sus discípulos.
Cuando se enteraron sus parientes, salieron a hacerse cargo de él, porque decían: «Está fuera de sí.»"


La oposición hacia el ministerio de Jesús siguió creciendo. Esta vez, hasta su propia familia y las autoridades religiosas de Jerusalén no sólo entienden mal el ministerio de Jesús, sino que trataron de desacreditarlo. Su propia familia decía que estaba fuera de sí, mientras que las autoridades de Jerusalén le acusaron de colaborar con el diablo.

Esto debe haber sido un momento muy doloroso para Jesús. Su propia familia le entendió mal y las autoridades religiosas lo acusaban de ser utilizado por el diablo cuando Él estaba haciendo justamente la voluntad de Dios. Muchos de los fieles siervos de Dios, desde el Apóstol Pablo y varios cientos más a través de los siglos han sufrido algo similar.

En nuestros propios ambientes, muchos de nosotros hemos enfrentado el rechazo de la familia, parientes y amigos cuando nos convertimos en cristianos. Es posible que hayamos perdido nuestros trabajos, nuestra única fuente de seguridad financiera. Es posible que hayamos perdido nuestra identidad, y hayamos sido etiquetados como traidores de nuestra comunidad o de cierto sector religioso. Pero en Cristo, encontramos una familia permanente. Encontramos nuestra seguridad en Él, el ancla de nuestra alma. Encontramos nuestra identidad como hijos de Dios. Por lo tanto, ten el coraje si has sido mal interpretado o perseguido por tu propia familia y parientes a causa de tu fe en Cristo y tu servicio hacie Él.

Aunque incomprendido por su familia, Jesús nunca dejó de amar y cuidar de ellos. Del mismo modo, los cristianos tenemos la responsabilidad de actuar como Él lo hizo, para que a su debido tiempo, ellos también se vuelvan a Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario